Según los organizadores, se trata de una iniciativa completamente pacífica. Sin embargo, quienes defienden el derecho de una mujer a abortar están preocupados porque aseguran que la pasividad de la manifestación no es tan cierta.
Así caigan rayos o el fenómeno de El Niño siga con su inclemente sol, desde hoy y durante 40 días, incluidas sus noches, cientos de personas se reunirán en 11 ciudades del país (Montería, Barranquilla, Cúcuta, Bucaramanga, Medellín, Manizales, Pereira, Tuluá, Cali, Tunja y Bogotá) para participar en una cadena de oración internacional en contra del aborto. La idea, según sus organizadores, es divulgar las que consideran otras opciones frente al aborto, como la adopción y el acompañamiento psicosocial a las mujeres. Aunque los coordinadores de la iniciativa aseguran que se trata de una manifestación sin violencia, hay quienes temen que las cosas se salgan de las manos.
“Todos pueden estar tranquilos, pues tenemos claro que no tendría sentido ponernos a pelear. Lo que hacemos es enviar un mensaje de amor y esperanza”, le dijo a este diario Pamela Delgado, coordinadora de la organización 40 Días por la Vida, la filial colombiana de 40 Days for Life, los fundadores de esta cadena de oración mundial. Sin embargo, las entidades que se han visto afectadas por estas manifestaciones pasivas han expresado sus miedos y preocupaciones.
En septiembre pasado, sedes de Profamilia y Oriéntame, una clínica especializada en prestar servicios médicos y preventivos en salud sexual y reproductiva, fueron testigos de las oraciones, cantos y gritos que durante 40 días se dieron en las calles de Bogotá. Aunque no hubo ningún tipo de agresión física para quienes ingresaban a las oficinas y consultorios, los vecinos se quejaron por el alto volumen de los participantes, que no dejaba dormir en las noches, y en varias ocasiones, mujeres que intentaban entrar o salir no podían hacerlo.
Para Catalina Ruiz Navarro, feminista y líder en derechos de la mujer, resulta inocente creer que este tipo de manifestaciones son pasivas. “La gente que hace este tipo de cadenas están agrediendo a las mujeres que buscan hacer respetar sus derechos. Las personas que llegan hasta estos centros se sienten intimidadas y amedrentadas por los gritos y oraciones”, dice.
El miedo de quienes trabajan en estos centros y defienden el derecho de la mujer colombiana a abortar, protegido desde 2006 con la Sentencia C-355 de la Corte Constitucional, que despenalizó el aborto en tres casos específicos —cuando la salud de la madre está en riesgo, en caso de malformación del feto y en el evento de una violación—, está fundamentado en los ejemplos internacionales que muestran el alcance violento de organizaciones conocidas con el nombre de pro vida, a la cual pertenece 40 Días por la Vida.
Aunque no hay evidencia de que la organización que lidera la cadena de oración haya perpetrado agresiones violentas, la Federación Nacional del Aborto (NAF) ha documentado 17 intentos de asesinato, 383 amenazas de muerte, 153 asaltos, 13 heridos, 41 bombas y al menos ocho asesinatos entre 1977 y 2014 en Estados Unidos y Canadá. “Con estos casos vemos el potencial violento de organizaciones en contra del aborto. Por eso creemos importante que las autoridades estén al tanto de lo que vamos a vivir desde hoy”, explicó una funcionaria de un centro de salud que ya está familiarizada con este tipo de eventos.
El problema de este apoyo es que la Policía participó en la manifestación realizada en septiembre, pero en el bando equivocado. El Espectador reportó entonces la manera como varios agentes ayudaban a cargar el toldillo del sacerdote y pusieron los carros institucionales al servicio de los protestantes pacíficos. “Lo que uno esperaría de ellos es que, como agentes del Estado, estuvieran presentes para proteger los derechos de las mujeres que ingresan a estos centros. Pero lo que vimos en septiembre fue todo lo contrario”, explicó una representante de la Mesa por la Vida y Salud de las Mujeres.
Este diario intentó conocer qué medidas implementará la Policía para acompañar la cadena de oración, pero no obtuvo respuesta. “Otra de nuestras preocupaciones es que con la barrera que genera la gente rezando en la calle, se crea un obstáculo más para las mujeres que, asustadas y con miedo, se acercan a las instituciones para acabar con un embarazo no deseado. Lo que termina pasando es que buscan otros centros clandestinos y sin mucha vigilancia para ejercer su derecho. El riesgo para ellas es todavía peor”, aclaró la funcionaria de un centro de salud.
“El único acercamiento que hacemos a las personas que pasan cerca de uno de estos centros es para entregarles un rosario, una rosa y un papel en el que expresamos nuestro deseo de que el aborto se acabe en Colombia. Tenemos que defender al bebé que está en el vientre, pues él no tiene la culpa de terminar en una bolsa de basura”, recalcó Pamela Delgado, quien explicó que los fondos económicos para realizar estas cadenas de oración llegan gracias a donaciones que hacen los participantes que rezarán durante 40 días.
El llamado de quienes defienden a las mujeres que buscan terminar con un embarazo no deseado o que necesitan conocer más sobre su vida sexual y reproductiva es simple: aunque respetan el derecho a expresar los sentimientos y las opiniones de cualquier persona, la cadena de oración que empieza hoy debería contar con la supervisión y el acompañamiento de las autoridades, pues están en juego los derechos de las mujeres.
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