La Oración
PC-73
25-Nov-96
El Señor
Pequeña Mía, ¿cómo iba a faltar a esta cita en el día de tu Aniversario? Vamos a hablar un poco sobre la oración. Quiero que escribas para todos los hombres lo que voy a decirte sobre este tema, aunque guardarás estos Mensajes hasta el momento en el cual Yo te autorice. Necesitan recibir el agua corriente y límpida para cuidar el jardín en el cual mora permanentemente su Dios.
Quiero que siempre me vean como su ayuda y fuente de vida. Eso quiere decir que dejen de lado sus tentaciones de falsedad, de mentiras; las dulces atracciones del mundo y que vengan a deleitarse en Mi amor. Si están en paz permitirán que Mi amor sea el catalizador de su entusiasmo, de su impulso… Amenme con todo el afecto de su corazón y permítanme ser su Maestro. Lean Juan 16.
Yo los amo tanto que, por muchos que sean los pecadores que merezcan el infierno, no quiero que ninguno se pierda. Quiero salvar a Mi Criatura porque el momento de abrirles la puerta del cielo, ha sido preñado con demasiado dolor. Quiero que por medio de la confesión recobren todos su gracia y obtengan la eterna salvación. Sin oración, no se suspende el castigo porque, ¿cómo van a pedirlo?
En Jeremías 23, 3 les digo que Me pidan. En Juan 15, 7 los invito a pedirme.
Ustedes, los hombres, cuando reciben un pedido de alguien que los ha ofendido, suelen echarle en cara su falta. Yo no les echo al rostro las ofensas que contra Mi santidad han cometido, sino que a tiempo de ver su fidelidad, oigo sus súplicas y les doy conduelo. Atiendo sus pedidos, siempre que no se opongan a su santificación o a la salvación de su alma.
¿Por qué se quejan de Mí? Quéjense de ustedes mismos que no reciben gracias por no saber pedírmelas. Unas veces por falta de fe y otras, porque al saberse carentes de méritos, no piden a Mi Padre en Mi Nombre o por Mis méritos.
Quienes gobiernan en el mundo conceden audiencia a un limitado número de personas y contadas veces al año, más Yo otorgo audiencias siempre, a cualquiera que lo solicite. Yo escucho a todos Mis hijos.
Amada, dile al hombre que no permita que la gloria del mundo lo atraiga de tal modo que lo aleje de Mí. Y tú, ora pidiendo sabiduría para que los errores y falsedades ajenas no logren consternarte y sean una desventaja… Déjame prevenir todo descuido que afecte tu progreso. Permanece alerta a esos dulces engaños. Ora y se fuerte a través de la perseverancia. Que tu espíritu no se vea quebrantado con argumentos inválidos.
Hija Mía, te estoy abrazando, ahora, voy enseñándote —a través de Mi Espíritu— a amarme incondicionalmente y a darme tu ser íntegramente para que tú misma puedas recoger la cosecha y estar Conmigo siempre, en Mi amor infinito.
La oración es necesaria para conseguir la vida eterna. Enseña a todos el valor de la oración, puesto que Yo mismo Me hice deudor suyo por Mis promesas. En Juan 16, 24, en Mateo 26, 41 y Lucas 18, 1 les pongo Mi sello. En Eclesiástico 2, 10 un Profeta les dice que no ha habido ni habrá quien pida y no sea escuchado por Dios. ¿Alguno de Mis Profetas mintió?
Yo les prometí proteger a cuantos pusiesen en Mí su esperanza… Si Yo los invito a hacerlo, ¿cómo voy a defraudarlos?
Mañana seguiremos con este tema. Ahora ve a la cama, Mi dulce niña y recuéstate en este Corazón ardiente, dejando que sus llamas te consuman en el amor que sembré hace poco menos de 53 años en el vientre de tu madre…
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