Sor Emanuel es famosa por sus largos años de presencia en Medjugorje, y por su notable libro-reportaje a María Simma antes de que ella falleciera, pocos años atrás. Sor Emanuel es una notable devota de las benditas almas, y en esta oportunidad nos habla de ellas desde el boletín de Medjugorje
¡No hay desocupados en el Purgatorio!
En Irlanda, uno de los responsables de un refugio para mujeres embarazadas hizo un maravilloso descubrimiento. Cuando acogía a mujeres que querían abortar, comprobó que a pesar de haber vivido momentos de profundo intercambio con estas futuras madres y de haberlas interiorizado sobre las graves consecuencias físicas, psicológicas y espirituales del aborto, sus esfuerzos por disuadirlas resultaban ineficaces. Un día, luego de haber pasado largas horas con una mujer que se mantenía en su elección de abortar, decidió recurrir a las almas del Purgatorio en búsqueda de ayuda. Acto seguido le pidió a un sacerdote que celebrara una misa por la liberación de almas del Purgatorio. Le precisó: “por aquellas que ya están muy cerca del Cielo y que les falta muy poquito para ser liberadas”.
Algunas horas más tarde, volvió a contactar a aquella mujer para saber si ya había programado el aborto a través de algún centro hospitalario. Quedó muy sorprendido cuando la mujer le dijo que había cambiado de opinión y que conservaría la criatura. Animado por este feliz acontecimiento, esta persona renovó sus iniciativas a favor de las almas del purgatorio cada vez que se le presentaba el caso desesperado de una mujer que no quería renunciar al aborto. De esta forma, para su gran alegría, consiguió salvar muchas vidas inocentes.
¡Cómo dejarían de tomarse a pecho y no se apresurarían por proteger a una madre a punto de tomar una mala e irreversible decisión! Estas almas sacan enormes provechos del poder de la misa y es por ello que, por gratitud hacia sus benefactores que hicieron celebrar misas por ellas, están más que felices de responder a las oraciones en favor de la vida. Rodean de ternura la vida de aquel pequeño ser, hecho a imagen y semejanza de Dios.
He conocido a muchos hombres devastados porque las madres de sus hijos por nacer se preparaban para abortarlos. ¡Este testimonio puede serles de gran utilidad!
El reportaje a María Simma
En ocasión de mi reportaje a María Simma (una simple campesina austríaca dotada con un carisma muy especial), ella me comentó sobre algunas “visitas” que había tenido de ciertas almas del Purgatorio. (Aclaremos que se trata en este caso de visitas permitidas por Dios. Esto no tiene nada que ver con el hecho de invocar a los espíritus o a las almas de los difuntos, lo que está estrictamente prohibido por Dios en la Biblia: “abominaciones” ante su Rostro. Ver Deut. 18, 9-14)
Cierto día, un alma del Purgatorio le pidió a María S. que fuera a su pueblo de origen para contactar al hermano del difunto. En efecto, éste había adquirido una propiedad de manera deshonesta y era necesario que su hermano la devolviera a su verdadero dueño. Si accedía el difunto sería liberado del Purgatorio y podría finalmente ir al Cielo. El hermano ignoraba todo sobre este asunto y al principio se negó a dar crédito a semejante historia. Pero el alma le había dado a María referencias y detalles muy precisos. El hermano luego de verificar todo con el escribano involucrado, se rindió ante la evidencia de que el difunto había actuado en forma deshonesta. Por lo tanto devolvió la propiedad. El difunto volvió a visitar a Maria para agradecerle porque su liberación había sido inmediata y ya gozaba en el Cielo. A raíz de este acontecimiento que se divulgó ampliamente María S. fue muy conocida. Después de esto otras almas también vinieron para pedirle que realizara gestiones similares, no sólo con propiedades, sino con sumas de dinero u otros objetos robados. (Ver PS 2)
¡Las almas del Purgatorio son nuestras amigas indefectibles! En Medjugorje, la Santísima Virgen ha dicho: “Queridos hijos, les pido que oren a diario por las almas del Purgatorio. Cada alma tiene necesidad de oración y de gracia para alcanzar a Dios y su amor. De esta forma, también ustedes, queridos hijos, obtienen intercesores que los ayudarán en la vida. Comprendan que todas las cosas terrenales no son importantes para ustedes. Tan sólo deben aspirar al Cielo” (6-11-86).
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