221 (103) Hoy no pude entender la
meditación. Mi espíritu estaba
admirablemente sumergido en Dios. No
pude forzarme a pensar en lo que el Padre decía durante los ejercicios
espirituales. A menudo no está en mi
poder pensar según determinados esquemas, mi espíritu está con el Señor y tal
es mi meditación.
222
Algunas palabras de mi
conferencia con la Madre Maestra María Josefa.
Me aclaró muchas cosas y me tranquilizó respecto a la vida interior,
[diciendo] que estoy en el buen camino.
Le agradecí al Señor Jesús por esta gran gracia, ya que ella era la
primera entre las Superioras que no me engendraba dudas en este aspecto. Oh, cuán infinitamente bueno es Dios.
223
Oh Hostia Viva, mi única
Fortaleza, Fuente de Amor y de Misericordia, abraza al mundo entero, fortifica
a las almas débiles. Oh, bendito sea el
instante y el momento en que Jesús [nos] dejó Su misericordiosísimo Corazón.
224
Sufrir sin quejarse,
consolar a los demás y ahorrar sus propios sufrimientos en el Sacratísimo
Corazón de Jesús.
Todos los momentos libres de los deberes los pasaré a los pies del
Santísimo Sacramento. A los pies del
Señor buscaré luz, consuelo y fuerza.
Incesantemente mostraré el agradecimiento a Dios por la gran
misericordia hacia mí, sin olvidarme jamás de los beneficios [que] me ofreció y
especialmente la gracia de la vocación.
Me esconderé entre las hermanas como una violeta pequeña entre las
azucenas. Deseo florecer para mi Creador
y Señor, olvidarme de mí misma, anonadarme completamente a favor de las almas
inmortales es un deleita para mí.
225
(104) + Algunos de mis
propósitos.
En lo que concierne a la confesión, elegiré lo que más me humilla y
cuesta. A veces una pequeñez cuesta más
que algo más grande. Antes de cada
confesión recordaré la Pasión del Señor Jesús y con esto despertaré la
contrición del corazón. Si es posible,
con la gracia de Dios, ejercitarse siempre en el dolor perfecto. A esta contrición le dedicaré más tiempo. Antes de acercarme a la rejilla, entraré en
el Corazón abierto y misericordiosísimo del Salvador. Cuando me aleje de la rejilla, despertaré en
mi alma una gran gratitud hacia la Santísima Trinidad por este extraordinario e
inconcebible milagro de la misericordia que se produce en el alma; y cuanto más
miserable es mi alma, tanto mejor siento que el mar de la misericordia de Dios
me absorbe y me da una enorme fuerza y fortaleza.
226
Las reglas que desobedezco
con más frecuencia: a veces interrumpo
el silencio, no obedezco el llamado de la campanilla, a veces me meto en los
deberes de los demás; haré los máximos esfuerzos para corregirme.
Evitar a las hermanas que murmuran y si no es posible evitarlas, por
lo menos callar en presencia de ellas, dando a entender lo penoso que es para
nosotras escuchar cosas similares.
No hacer caso a las consideraciones humanas, sino que tener en
cuenta mi propia conciencia, el
testimonio que me da. Tener a
Dios como testigo de todas las obras.
Comportarme ahora y resolver cada asunto mío de tal modo como quisiera
solucionarlo y comportarme en el momento de la muerte. Por eso en cada asunto siempre tener presente
a Dios.
Evitar los supuestos permisos [112].
Relatar a las Superioras aún las cosas pequeñas, si es posible
detalladamente. Fidelidad en las
prácticas de piedad; no pedir con facilidad excepciones de las prácticas de
piedad; callar, excepto durante el recreo; evitar bromas y palabras chistosas
que hacen reír a los demás y rompen el silencio; valorar enormemente (105) las
más pequeñas prescripciones; no dejarse llevar por el frenesí del trabajo;
interrumpir un momento para mirar hacia el cielo; hablar poco con la gente,
pero mucho con Dios; evitar la familiaridad; fijarse poco en quién está conmigo
y quién está en contra; no compartir con otros lo que he tenido que soportar;
evitar de comunicarse en voz alta durante el trabajo; en los sufrimientos
conservar la serenidad y el equilibrio; en los momentos difíciles recurrir a
las llagas de Jesús, en las llagas de Jesús buscar consuelo, alivio, luz y
fuerza.
227
+ El las pruebas trataré de
ver la amorosa mano de Dios. No hay nada
tan constante como el sufrimiento; él siempre hace fielmente compañía al
alma. Oh Jesús, en el amor hacia Ti no
me dejaré superar por nadie.
228
+ Oh Jesús, escondido en el Santísimo
Sacramento, ves que hoy salgo del noviciado [113], haciendo los votos
perpetuos. Jesús, Tú conoces mi
debilidad y mi pequeñez, por lo tanto desde hoy de modo más particular paso a
Tu noviciado. Sigo siendo novicia, pero
novicia Tuya, Jesús, y Tú serás mi Maestro hasta el último día. Todos los días vendré a Tus pies a tomar
lecciones. No emprenderé sola la más
pequeña cosa sin consultarte antes, como a mi Maestro, Oh Jesús, estoy tan
contenta de que Tú Mismo me hayas atraído y recibido en Tu noviciado, es decir
en el Tabernáculo. Pronunciando los
votos perpetuos no me vuelvo en absoluto una religiosa perfecta no, no. Sigo siendo una pequeña y débil novicia de
Jesús y trataré de alcanzar la perfección como en los primeros días del
noviciado, procurando tener la disposición del alma que tenía en el primer día,
en que se abrió para mi la puerta del convento.
Con la confianza y la sencillez de un niño pequeño, me entrego a Ti,
Señor Jesús, mi Maestro; Te dejo una libertad absoluta de guiar mi alma. Guíame por los caminos que Tú quieras; no voy
a averiguarlos. Te seguiré
confiada. Tu Corazón misericordioso lo
puede todo.
La
pequeña novicia de Jesús – Sor Faustina
229
(106) + Al comienzo de los
ejercicios espirituales Jesús me dijo: En estos ejercicios espirituales, seré Yo
Mismo quien dirija tu alma; quiero confirmarte en la tranquilidad y en el
amor. Y así me transcurrieron los
primeros días. Al cuarto día comenzaron
a atormentarme grandes dudas de que ¿no me encontraba, acaso, en una falsa
tranquilidad? De pronto oí estas palabras: Hija
Mía, figúrate que eres la reina de toda la tierra y que tienes la posibilidad
de disponer de todo según te parezca; tienes toda posibilidad de hacer el bien
que te agrade y de repente, a tu puerta llama un niño muy pequeño, todo
tembloroso, con lágrimas en los ojos, pero con gran confianza en tu bondad y te
pide un pedazo de pan para no morir de
hambre, ¿Cómo te comportarías con este niño? Contéstame, hija Mía. Y dije: Jesús, le daría todo lo que me pida,
pero también mil veces más. Y el Señor
me dijo: Así Me comporto Yo con tu alma.
Durante estos ejercicios espirituales no solamente te daré la
tranquilidad, sino también tal disposición de ánimo, que aunque quieras
inquietarte, no podrás. Mi amor ha
tomado posesión de tu alma y quiero que te fortifiques en él. Acerca tu oído a Mi Corazón y olvídate de
todo, y considera Mi inconcebible misericordia.
Mi amor te dará la fuerza y el ánimo que te es necesario en esta obra.
230
Oh Jesús, Hostia Viva, Tú
eres mi madre, Tú eres todo para mí.
Vendré a Ti, oh Jesús, con sencillez y con amor, con fe y con
confianza. Compartiré todo Contigo, como
un niño con la madre amada, los gozos y los sufrimientos, en una palabra todo.
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