241 JMJ. Propósitos especiales de
los ejercicios espirituales.
El amor al prójimo primero:
ser servicial con las hermanas; segundo:
no hablar de los ausentes y defender el buen nombre del prójimo;
tercero: alegrarse de los éxitos del
prójimo.
242 + Oh Dios, cuánto deseo ser
una niña pequeña. Tú eres mi Padre, Tú
sabes lo pequeñita y débil que soy, pues Te ruego, tenme cerca de Ti en todos
los momentos de mi vida y especialmente en la hora de la muerte. Oh Jesús, yo sé que Tu bondad supera la
bondad de la más tierna de las madres.
243
Agradeceré al Señor Jesús
por cada humillación, rogaré especialmente por la persona que me ha dado la
oportunidad de humillarme. Me anonadaré
a favor de las almas. No reparar en
ningún sacrificio, tirándose bajo los pies de las hermanas como una pequeña
alfombra, sobre la cual pueden no sólo caminar, sino que pueden también
limpiarse los pies. Mi lugar está bajo
los pies de las hermanas. Lo procuraré
en la práctica de manera inadvertida para los ojos humanos. Basta que Dios lo vea.
244
Han empezado ya los días
grises, cotidianos. Han pasado los
momentos solemnes de los votos perpetuos, pero en el alma ha quedado mucha
gracia de Dios. Siento que soy toda de
Dios, siento que soy Su hija, siento que soy totalmente la propiedad de
Dios. Lo noto incluso física y
sensiblemente. Estoy completamente
tranquila por todo, porque sé que el deber del Esposo es pensar en mí. Me he olvidado completamente de mí
misma. Mi confianza está puesta sin
límites en Su misericordiosísimo Corazón.
Estoy continuamente unida a Él.
Veo como si Jesús no pudiera ser feliz sin mí y yo sin Él. Aunque entiendo bien que siendo Dios es feliz
en Sí mismo, y para ser feliz no necesita absolutamente ninguna criatura, no
obstante Su bondad lo fuerza a darse a las criaturas, y esto con una
generosidad inconcebible.
245
(113) Oh Jesús mío, ahora procuraré el honor y la
gloria de Tu Nombre, luchando hasta el
día en que Tu Mismo me digas:
Basta. A cada alma que me has
confiado, oh Jesús, procuraré ayudarla con la oración y el sacrificio, para que
Tu gracia pueda obrar en ella. Oh gran
Amante de las almas, oh Jesús mío, Te agradezco por esta gran confianza, ya que
Te has dignado confiar estas almas a nuestro cuidado. Oh días grises de trabajo, para mí no son tan
grises en absoluto, porque cada momento me trae nuevas gracias y la oportunidad
de hacer el bien.
246
+ 25 IV
1933
Permisos mensuales [119]
Pasando, entrar en la capilla.
En los momentos libres de los deberes, rezar.
Tomar, dar, prestar alguna cosa pequeña.
Almorzar y merendar.
A veces no podré participar en el recreo.
A veces tampoco podré participar en los ejercicios comunes.
A veces no podré participar en las plegarias de la noche ni de la
mañana.
A veces continuar con mis ocupaciones un momento después de las
nueve y otras veces hacer las practicas de piedad después de las nueve.
Si tengo un momento libre, escribir o anotar algo.
Hablar por teléfono.
Salir de casa.
Cuando estoy en la ciudad, entrar en una iglesia.
Visitar a las hermanas enfermas.
Entrar en las celdas de otras hermanas en caso de necesidad.
A veces beber agua fuera del horario.
Pequeñas mortificaciones
La coronilla a la Divina Misericordia con los brazos en cruz.
Los sábados una parte del rosario con los brazos en cruz.
A veces alguna plegaria postrándome en cruz.
Los jueves la Hora Santa.
Los viernes una mortificación mayor por los pecadores moribundos.
247
(114) Oh Jesús, Amigo del
Corazón solitario, Tú eres mi puerto, Tú eres mi paz, Tú eres mi Única
salvación. Tú eres la serenidad en los
momentos de lucha y en el mar de dudas. Tú
eres el rayo brillante que ilumina el sendero de mi vida. Tú eres todo para el alma solitaria. Tú comprendes al alma, aunque ella permanezca
callada. Tú conoces nuestras debilidades
y como un buen medico consuelas y curas, ahorrándonos sufrimientos, como un
buen experto.
248 Las palabras del obispo
[120] que figuran en la ceremonia de los votos perpetuos de las hermanas: “Toma este cirio en tu mano, en señal de
iluminación celestial y de amor ardiente.”
Al entregar el anillo: “Te
desposo a Jesucristo, Hijo del Padre Altísimo, el Cual te guarde sin
mancilla. Recibe este anillo como signo
de eterna alianza que contraes con Cristo, Esposo de las vírgenes. Que éste sea para ti el anillo de la
fidelidad, el signo del Espíritu Santo para que te llames esposa de Cristo y si
le sirves fielmente, seas coronada por la eternidad.
249
+ Jesús, en Ti confío,
confío en el mar de Tu misericordia, Tu eres la madre para mí.
250
+ Este año 1933 es para mí
particularmente solemne, porque en este año del Jubileo de la Pasión del Señor
hice los votos perpetuos. Mi sacrificio
lo he unido de modo singular al sacrificio de Jesús Crucificado para así
hacerme más agradable a Dios. Todas mis
tareas las hago con Jesús, por Jesús y en Jesús.
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