“Queridos hijos, en este tiempo de gracia los invito a todos a abrir sus corazones a la misericordia de Dios, para que a través de la oración, la penitencia y la decisión por la santidad, comiencen una vida nueva. Este tiempo primaveral los estimula en sus pensamientos y corazones a una vida nueva, a la renovación. Por eso, hijitos, yo estoy con ustedes para ayudarlos a que, con determinación, digan SÍ a Dios y a los Mandamientos de Dios. Ustedes no están solos, yo estoy con ustedes por medio de la gracia que el Altísimo me concede para ustedes y sus descendencias. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”