6 de Noviembre de 1978
EL TENEBROSO REINO DE SATANAS
Escribe, hijo mío, soy Jesús.
Ayer te dije que era mi intención ampliar el diálogo sobre mi Iglesia y sobre hechos y cosas que tocan su vida; hoy te digo que uno de estos hechos que interesa mayormente a mi Iglesia, es la cruda realidad de sus más encarnizados enemigos.
Es una realidad evidente, claramente revelada, rica de tantísimas señales, confirmada por tantos y dolorosos testimonios y causa primera de todos los sufrimientos humanos, creída y terriblemente vivida por todos los Santos de todos los tiempos y por todos los elegidos, porque no se puede ser Santo, no se llega a ser elegido, si no es cribado y atribulado en el crisol de las potencias oscuras del Infierno. Ahora bien, hoy esta realidad no sólo es puesta en discusión, sino que es hasta negada por Pastores, Obispos y Sacerdotes, que con venenoso celo extienden la incredulidad.
Hijo mío, Yo, Verbo eterno de Dios, me propongo volver a afirmar solemnemente la existencia del "tenebroso reino de Satanás" y manifestarte, aunque brevemente, algunas cosas de la naturaleza de esta turbia realidad.
Pretendo además confirmarte una vez más que la finalidad del misterio de Mi Encarnación es sólo el de arrancar las almas al Infierno "eterno", creado para quien no ha querido y no quiere someterse a Dios, Uno y Trino, Alfa y Omega de todo y de todos.
He hablado de Infierno eterno, hijo, y así es, aunque la presunción humana en su ilimitada necedad tenga la absurda y ridícula pretensión de rehacer o corregir los eternos decretos de Dios. Las provocaciones de los hijos de las tinieblas en efecto han sido y son tales que la Omnipotencia del Padre habría ya severamente castigado a esta ingrata humanidad si hubiera faltado la intercesión de Mi Santísima Madre y las oraciones y penitencias de los justos.
He aquí una vez más confirmado lo que te he dicho en precedentes mensajes, publicados en el quinto libro y esto es, que toda la acción pastoral de mi Vicario en la tierra, de los Obispos y de los Sacerdotes trae origen de esta inmutable finalidad: arrancar las almas de las potencias oscuras del Infierno para conducirlas de nuevo a la Casa del Padre Celestial.
Masonería, la iglesia de los demonios
Hijo mío, cuántas veces te he dicho y recordado que Lucifer y su estado mayor basan su actividad y su modo de ser remedando a Dios...
Yo, Jesús, verdadero Dios y verdadero Hombre, he fundado mi Iglesia jerárquica... y jerárquica es la iglesia de Satanás en la tierra, la Masonería;
Yo, Jesús, había diseminado fortalezas espirituales en toda mi Iglesia... la masonería, la iglesia de los demonios, ha diseminado en el mundo sus Logias, con jefes y gregarios con el solo fin de contraponerse y combatir a mi Iglesia. Y siendo los demonios tales precisamente por rebeldes a Dios, toda su actividad está inspirada y basada en la rebelión y, por lo tanto, sobre todo lo contrario de cuanto se realiza en mi Iglesia.
La masonería, querida, sostenida y guiada por las potencias oscuras del mal, está alcanzando el máximo nivel de su obra de demolición de mi Iglesia obrando en el interior y en el exterior; en el interior tiene bastantes gregarios en el vértice y en la base, en el exterior, como siempre enmascarada por la hipocresía, pero golpeando e inyectando con su aguijón venenoso a todos aquellos con los que entra en contacto; además hoy, presintiendo próximo el gran choque minuciosamente preparado desde hace tanto tiempo con arte solapada, no duda en manifestar lo que siempre ha mantenido celosamente escondido, ocultado.
Tachan de locura a quienes han permanecido y permanecen firmes en la fe y en la fidelidad a Dios y a la Iglesia, que aunque casi enteramente prisionera de estas fuerzas tenebrosas infernales y terrenales resistirá y no será destruida, es más, de los sufrimientos de la hora actual saldrá más bella y más luminosa, como nunca antes lo fue.
Cuántos no creen en Mi presencia
Hijo mío, te has preguntado muchas veces cómo es posible que te hayas venido a encontrar enredado en tantas luchas con las potencias oscuras del Infierno, que te han costado sufrimientos difícilmente comprensibles por los demás y tantas lágrimas amargas… cómo es posible que también ahora debas soportar esta persecución, porque así la puedes llamar, persecución, también ésta, oculta a los demás, pero bien notoria para ti; ahora bien, creo que desde este momento tal interrogante no tenga ya razón de subsistir, por otra parte ¿cuántas veces lo he respondido ya?
Hijo, te he reservado una tarea y una gran misión para la que era necesaria la dolorosa experiencia permitida por mi Divina Voluntad.
Ahora, hijo mío, ten confianza y no temas de nada. Preparaos a asumir bien vuestros deberes de hijos predilectos; no os faltarán nunca los auxilios ni la asistencia divina.
Amaos como Yo os amo. ¡Cuántos no creen en mi presencia personal en medio de vosotros, cuán grande y triste es la oscuridad en la que se debaten!
Te bendigo, hijo, y contigo bendigo a la Comunidad.
Ámame, reza. Rezad y reparad.
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