15 de Noviembre de 1978
YO SOY LA VERDAD
Hijo mío, escribe.
Mira cómo son verdaderas mis promesas; yo soy Verdad y verdad son las cosas que te estoy diciendo, sí, que te estoy diciendo a ti, para que tú las difundas, precisamente tú, "mi pequeña pluma despuntada".
No me preguntes "por qué" me propongo prevenir éste tu incurable por qué: porque así lo quiero Yo, Jesús; muchos no creen, porque no me conocen, aunque se hacen ilusiones de conocerme, otros piensan que habría sido más lógico que me hubiera dirigido a ellos, siendo más dotados que tú… ¡de manera que Yo, Verbo eterno de Dios, me habría equivocado en mi elección!
Dicen así quizás sin darse cuenta de haber juzgado a Dios! Pobre e incurable naturaleza humana, cuán refractaria eres a la Luz…
De todos modos hijo mío, repito aún que no te preocupes de lo que piensan los demás; los juicios de los hombres se desvanecen tan pronto como se desvanece la nube que se dispersa en el cielo, pero es "sabiduría", gran sabiduría tratar de comprender lo que piensa Dios de Ti, de Vosotros.
La Sinagoga no murió nunca, sólo se ha mimetizado
Ahora continuemos nuestro discurso. En el mensaje precedente te hice ver cómo los individuos, los pueblos y las naciones de estas últimas generaciones han caído presa del colosal y gigantesco engaño de proporciones universales que ha hecho cambiar de rumbo a la humanidad entera por el camino de una ruina sin precedentes.
Pero no sólo los pueblos y las naciones de la tierra, sino también mi Iglesia, puesta en medio de los pueblos para ser Guía y Maestra, ha quedado contagiada por el mal común, si bien conservando en Sí una vitalidad tal que le puede permitir no sucumbir, porque Yo, Jesús, estoy en ella... pero la tentativa en curso de arrastrarla y destruirla con una acción envolvente y asfixiante ¡es verdaderamente terrible!
Cómo ha podido suceder todo esto, es luego claro para quien tiene ojos para ver y oídos para oír, de hecho el Enemigo ha apuntado sobre las personas más dotadas: ministros, pastores, teólogos... y a través de ellos ha llegado a resquebrajar las estructuras internas: Doctrina, Fe y Ley...
Con una obra disimulada e insistente ha logrado casi borrar lo sobrenatural, reduciendo la Iglesia a una simple institución humana… Se ha comportado con la Iglesia sustancialmente como la Sinagoga se ha comportado Conmigo.
¡La Sinagoga no murió nunca, sólo se ha mimetizado!
Judas me vendió a la Sinagoga por treinta monedas de plata, hoy los nuevos judas han vendido a mi Iglesia a la Sinagoga ¡sólo por satisfacer su inextinguible sed de poder!
Yo, Jesús, fui muerto, pero después de tres días resucité y la Sinagoga, queriéndolo o no, ha debido tomar nota de ello vengándose en Mi Cuerpo Místico, que también resucitará más bello y resplandeciente, como jamás lo fue.
La ambición se transforma en traición
Hay un punto oscuro, hijo mío, que debo aclarar y es que los hombres más eminentes de los diferentes pueblos, cuanto más dotados, hayan podido caer en un tan colosal engaño, porque fueran rozados y tocados por la soberbia de Satanás, puede ser más o menos comprensible, aunque no justificable, pero que hombres entre los más dotados en Mi Iglesia hayan llegado a ese punto a pesar de todo lo que han recibido, es de una gran gravedad tal que no es absolutamente posible comprender, pues se trata de la más grave culpa que es posible cometer en la tierra.
Vos estis lux mundi...[96] ¡y la luz prefiere apagarse para hacerse tinieblas!
Id y predicad mi Evangelio que es Vida... y vosotros habéis preferido predicar vuestras palabras de mentira y de muerte.
La ambición humana quiere elevarse sobre Dios para destruir su plan y se transforma en rebelión, y para satisfacerse a sí misma se vuelve traición, por lo que no duda, con el fin de apagar su propia sed de poder, en urdir conjura sobre conjura para intentar destruir Mi Cuerpo Místico.
Por ahora basta, hijo mío, reza y ofréceme tus sufrimientos, te bendigo y contigo bendigo a todos aquellos que te son queridos.
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