Hijos míos, si deben elegir entre las apariciones y la Santa Misa elijan siempre la Santa Misa porque durante la Santa Misa Mi Hijo está con ustedes. La Misa de Navidad se celebra a medianoche y no por la noche.
Sigan atentamente la Santa Misa. Deben ser disciplinados y no charlar durante la Santa Misa. No participan en la Misa como deberían. Si supieran cuántos dones y cuántas gracias se dan en la Eucaristía, se prepararían como mínimo una hora antes. Sean buenos y vengan a Misa sin buscar excusas. Les recomiendo participar cada día en la Santa Misa. Cuando salgan de casa para ir a Misa, empiezan ya un largo camino para prepararse y recogerse espiritualmente. Y después de la Misa no salgan nunca de la iglesia sin haber dado las gracias a Dios adecuadamente.
Hijos míos, deben tener una voluntad especial cuando van a Misa. Si fueran conscientes de lo que van a recibir, saltarían de alegría al acercarse a la comunión. Si es posible, participen cada día de la Misa. Pero no como simples espectadores sino como personas que en el momento del sacrificio de Jesús en el altar están preparadas para unirse a Él y convertirse con Él en un pequeño sacrificio para la salvación del mundo.
Antes de la Misa prepárense con la oración y después de la Misa den gracias a Jesús y quédense un rato con Él en silencio. Vengan a Misa porque este tiempo se les da como un don. Queridos hijos, hay muchos que vienen regularmente a Misa incluso cuando hace mal tiempo porque me quieren y desean manifestar de manera especial su amor. Les pido que demuestren su amor viniendo a Misa. El Señor los recompensará ampliamente. Los invito a vivir la Santa Misa. Muchos de ustedes han experimentado la belleza, pero también hay quien no viene voluntariamente. Yo los he elegido, queridos hijos, y Jesús en la Santa Misa les da las gracias. Por eso vivan conscientemente la Santa Misa y que su venida sea llena de gracia. Vengan con amor y reciban en ustedes la Santa Misa. Antes de la Misa se necesita preparar el Espíritu Santo. Las oraciones al Espíritu Santo deben acompañar siempre la Misa. La Misa es la forma más alta de oración. No se pueden ni imaginar su grandeza. Por eso sean humildes y respetuosos con su preparación.
¡Hijos míos! Deseo que la Santa Misa sea para ustedes el regalo del día. Espérenla, que empiece para que Jesús mismo esté con ustedes durante la Misa. Tengan anhelo de la Santa Misa. Recen mucho para que el Espíritu Santo renueve su parroquia. Si la gente acude a Misa sin sin el corazón dispuesto vuelve a casa fría y con el corazón vacío. Participen en la Misa. Y después de Misa harían bien en rezar en la iglesia el credo y los siete Padrenuestros, las siete Avemarías y los siete Glorias como se hace en Pentecostés.
Que la Santa Misa sea para ustedes vida. Intenten comprender que la iglesia es la casa de Dios, el lugar donde se reúnen y deseo mostrarles el camino que conduce a Dios. Vengan a rezar. No miren a los otros, no los critiquen. Que su vida en cambio sea el testimonio del camino de la santidad. Las iglesias son dignas de respeto y consagradas porque Dios que se ha hecho Hombre está dentro de ellas día y noche.
La Santa Misa no es para ustedes una obligación, sino vida. Viviendo cada día la Santa Misa van a sentir la necesidad de la santidad y crecerán en santidad.
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