El Paraíso.
AI tiempo de hacer Yave Dios la tierra y los cielos,
5 no había aún
arbusto alguno en el campo, ni germinaba la tierra hierbas, por no haber
todavía llovido Yave Dios sobre la tierra, ni haber todavía hombre que
la labrase,
6 ni rueda que subiese el agua con que regarla;
7 formó Yave
: Dios al hombre del polvo de la tierra, y le inspiró en el rostro aliento de
vida, y fué así el hombre ser animado.
8 Plantó luego Yave Dios un jardín en Edén, al oriente, y allí puso al hombre a quien formara.
9 Hizo Yave
Dios brotar en él de la tierra toda
clase de árboles hermosos a la vista y sabrosos al paladar, y en el medio
del jardín el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal.
10 Salía de Edén un río que regaba el jardín y de allí se partía en cuatro
brazos.
11 El primero se llama Pisón,
y es el que rodea toda la tierra de
Evila, donde abunda el oro,
12 un
oro muy fino y a más también bedelio
y ágata;
13 el segundo se llama
Guijón, y es el que rodea toda la tierra de Cus;
14 el tercero se llama
Gidequel, y corre al oriente de Asia;
el cuarto es el Perat (1).
15 Tomó,
pues, Yave Dios al hombre, y le llevó al jardín de Edén para que lo cultivase y guardase, 16 y le dió este mandato: «De todos los árboles del paraíso puedes comer,
17 pero del árbol de la ciencia del bien y del mal no comas, porque el día que de
él comieres, ciertamente morirás.»
18 Y se dijo Yave Dios: «No es bueno
que el hombre esté solo, voy a hacerle una ayuda semejante a él»;
19 pues habla Yave Dios traído ante Adán todos cuantos animales del campo y cuantas aves del cielo hizo de la tierra, para que viese cómo los llamaría, y fuese el nombre de todos
los vivientes el que él les diera;
20 y
había dado Adán nombre a todas las bestias y a todas las aves del cielo y a todos los animales del campo;
pero entre todos ellos no había para Adán ayuda semejante a él.
21 Hizo
pues Yave Dios caer sobre Adán un
profundo sopor; y dormido, tomó una
de sus costillas, cerrando en su lugar
la carne,
22 y de la costilla que de Adán tomara formó Yave Dios a la mujer, y se la presentó a Adán.
23 Adán exclamó:
«Esto sí que es ya hueso de mi
hueso y carne de mi carne. Esto se llamará varona, porque
del varón ha sido tomada.
24 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre
Y se adherirá a su mujer
Y vendrán a ser los dos una sola carne.
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(1) Los dos ríos primeros no se sabe cuáles
son; el tercero es probablemente el Tigris;
el cuarto, el Eufrates.
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