Tentación, caída y primera promesa de redención.
25 Estaban ambos desnudos, Adán
y su mujer, sin avergonzarse de ello.
3
1 Pero la serpiente, el más astuto de cuantos animales del campo
hiciera Yave Dios, dijo a la mujer:
«¿Conque os ha mandado Dios que no comáis de los árboles todos del paraíso?"
2 Y respondió la mujer a
la serpiente: «Del fruto de los árboles
del paraíso comemos,
3 pero del fruto del que está en medio del paraíso
nos ha dicho Dios: «no comáis
de él, ni lo toquéis siquiera, no vayáis
a morir.»
4 Y dijo la serpiente a la mujer: «No, no moriréis;
5 es que sabe Dios que el día que de él comáis, se os abrirán los ojos, y seréis
como Dios, conocedores del bien y del mal.»
6 Vió, pues, la mujer
que el árbol era bueno para comerse, hermoso a la vista y deseable para
alcanzar la sabiduría, y cogió de él fruto, y comió, y dió de él a su marido,
que también con ella comió.
7 Abriéronse los ojos de ambos, y
viendo que estaban desnudos, cosieron unas hojas de higuera y se hi- cieron unos cinturones.
8 Oyeron a
| Yave Dios, que andaba por el jardín
| al fresco del día, y se escondieron de Yave Dios Adán y su mujer, en
; medio de la arboleda del jardín.
9 Pero llamó Yave Dios a Adán, diciendo: «Adán, ¿dónde estás?»
10 Y
¡ éste contestó: «Te he oído en el jardín, y temeroso porque estaba desnudo, me escondí.»
11 «¿Y quién, le dijo, te ha hecho saber que estabas desnudo? Es que has comido del árbol de que te prohibí comer?»
12 Y dijo
Adán: «La mujer que me diste por compañera
me dió de él y comí.»
13 Dijo, pues, Yave Dios a la mujer: «¿Por qué
, has hecho eso?», y contestó la mujer:
: «La serpiente me engañó y comí.»
14 Dijo luego Yave Dios a la serpiente: «Por haber hecho esto, Maldita serás entre todas las bestias Y entre todos los animales del campo. Te arrastrarás sobre tu pecho
Y comerás el polvo todo el tiempo
I de tu vida.
15 Pongo perpetua enemistad entre
ti y la mujer
Y entre tu linaje (1) y el suyo; Este te aplastará la cabeza,
Y tú le morderás a él el calcañal » (2).
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(1) Nuestra palabra «linaje» no corresponde
exactamente a la palabra hebrea aquí empleada,
pues aquélla significa no sólo posteridad, que
es lo que significa la palabra hebrea, sino también
ascendencia; la hemos preferido, sin embargo,
por ser de género masculino, y convenir mucho en este lugar hacer resaltar la contraposición
que, de no distinguir entre los dos
| géneros, queda oscurecida.
(2) La palabra hebrea es la misma para
la acción del linaje de la mujer contra la serpiente y para la de la serpiente contra el linaje de la mujer. En ambos casos debería traducirse
del mismo modo. Sin embargo, como la palabra hebrea significa acechar o herir, prefiriendo
esta úlrima significación, la matizamos de aplastar
o de morder, según las circunstancias de la acción en el uno y el otro caso.
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16 A la mujer le dijo: «Multiplicaré los trabajos de tus
preñeces;
parirás con dolor los hijos, y buscarás con ardor a tu marido, que te dominará.»
17 A Adán le dijo: «Por haber es-
| cuchado a tu mujer, comiendo del
' árbol de que te prohibí comer, diciéndote: no comas de él: Por ti será maldita la tierra; con trabajo comerás de ella todo
el tiempo de tu vida;
18 te dará espinas y abrojos,
y comerás de las hierbas del campo.
19 Con el sudor de tu rostro comerás
el pan, hasta que vuelvas a la
tierra, pues de ella has sido formado;
ya que polvo eres, y al polvo volverás» (1).
20 Adán llamó Eva a su mujer, por ser la madre de todos los vivientes.
21 Hízoles Yave Dios a Adán
y a su mujer túnicas de pieles, y los
vistió.
22 Díjose Yave Dios: «He ahí a Adán hecho como uno de nosotros, conocedor del bien y del mal; que no vaya ahora a tender su mano al árbol de la vida, y comiendo de él, viva para siempre.
23 Y le arrojó
Yave Dios del jardín de Edén, a labrar la tierra de que había sido tomado.
24 Expulsó a Adán, y puso
delante del jardín de Edén un querubín,
que blandía flameante espada (2), para guardar el camino del árbol de la vida (3).
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(1) En estas palabras de Dios a la mujer
y al nombre resalta la diversa misión del uno
y de la otra en la familia. La del hombre, ser
jefe de ella y su mantenedor; la de la mujer,
los afanes de la maternidad.
(2) En todo este relato, como en el de! a creación, hay que distinguir entre el fondo y
la forma literaria. Esta es poética; y si absurdo
seria tomar en sentido propio todas las palabras,
definir del todo los límites entre la imagen y
la realidad serla temerario. La C. P. Bíblica, en decreto de 30 de junio de 1908, después de condenar los sistemas que niegan todo valor
histórico a estos relatos, señala algunos puntos que en éste han de ser tenidos por históricos: haber sido formada la mujer del cuerpo del primer hombre; la unidad especifica del género humano; la felicidad original de los primeros
padres en el estado de justicia, integridad e inmortalidad; el precepto dado por Dios al hombre para probar su obediencia; el primer pecado cometido por el hombre, a instigación del diablo en figura de serpiente; la pérdida, por parte del hombre, del privilegio de la justicia
original, y la promesa de un futuro redentor.
(3) Son imágenes que expresan que no le queda al hombre esperanza alguna de recobrar
la inmortalidad.
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