571
Oh Jesús mío, Verdad
eterna, no tengo miedo de nada, de ningunas dificultades, de ningunos
sufrimientos, temo solamente una cosa, es decir, ofenderte. Oh Jesús, preferiría no existir que
entristecerte. Oh Jesús, Tu sabes que mi
amor no conoce a nadie, solamente a Ti, en ti se ahogó mi alma.
572
(41)
Oh, qué grande debe ser el fervor de cada alma de este convento, si Dios
desea morar con nosotras. Que cada una
tenga presente que si no somos nosotras, almas religiosas, las que intercedan
con Dios, entonces ¿quién lo hará? Que
cada una arda como una victima pura de amor delante de la Majestad de Dios;
pero para ser agradable a Dios, debe unirse estrechamente a Jesús; solamente
con Él y por Él podemos agradar a Dios.
573
21 XII 1935. Una vez el confesor [210] dijo que fuera a
ver aquella casa, si era la misma que yo había visto en visión. Cuando fui con mi confesor a ver la casa
[211], o más bien las ruinas, con un solo vistazo reconocí que todo era igual a
lo que había visto en visión. Cuando
toqué las tablas que estaban clavadas formando algo como una puerta, en el
mismo instante, una fuerza como un relámpago penetró mi alma dándome (42) la
certeza inquebrantable. Me alejé rápido
de aquel lugar con el alma llena de alegría; me parecía que alguna fuerza me
clavaba en aquel lugar. Me alegré mucho
de ver una conformidad absoluta de esas cosas con las que había visto en la
visión. Cuando el confesor hablaba del
arreglo de las celdas y de otras cosas, encontré todo idéntico a lo que me
había dicho Jesús. Me alegro grandemente
de que Dios obre por él, pero no me sorprendo nada de que Dios le dé tanta luz,
ya que en el corazón puro y humilde mora Dios que es la Luz Misma y todos los
sufrimientos y todas las contrariedades existen para que se manifieste la
santidad del alma. Al regresar a casa,
entré en seguida en nuestra capilla para descansar un momento, de repente oí en
el alma estas palabras: No tengas miedo de nada, Yo estoy contigo,
estos asuntos están en Mis manos y los realizaré según Mi misericordia, y nada
puede oponerse a Mi voluntad.
574 (43)
Año 1935, Vigilia de Navidad
Desde
la primera hora mi espíritu estaba sumergido en Dios, su presencia me traspasó
por completo. Al anochecer, antes de
cenar, entré un momento en la capilla para, a los pies de Jesús, compartir el
“oplatek” con los que están lejos, a quienes Jesús ama mucho y a quienes yo
agradezco mucho. Mientras estaba
compartiendo el “oplatek” en espíritu con cierta persona, oí en el alma estas
palabras: Su corazón es para Mí el paraíso en la tierra. Cuando Salí de la capilla, en un solo
momento me envolvió la omnipotencia de Dios.
Entendí cuánto Dios nos ama; oh, si las almas pudieran darse cuenta y
comprenderlo aunque sólo en parte.
575
El día de Navidad
La Misa
de Medianoche. Durante la Santa Misa vi
nuevamente al pequeño Niño Jesús, extraordinariamente bello que con alegría
tendía las manitas hacia mí. (44) Después de la Santa Comunión oí estas
palabras: Yo siempre permanezco en tu corazón, no solamente en el momento en que
Me recibes en la Santa Comunión, pero siempre.
Viví estas fiestas en una gran alegría.
576
Oh Santa Trinidad, Dios eterno,
mi espíritu se sumerge en Tu belleza; para Ti los siglos no son nada. Tú eres siempre el Mismo. Oh, qué grande es Tu Majestad. Oh Jesús, ¿cuál es el motivo por el que
escondes Tu Majestad, has abandonado el trono del cielo y estás con
nosotros? El Señor me contestó: Hija
Mía, el amor Me ha traído y el amor Me detiene.
Oh hija Mía, si tú supieras qué gran mérito y recompensa tiene un solo
acto de amor puro hacia Mi, morirías de gozo.
Lo digo para que te unas a Mi constantemente a través del amor, porque
éste es el fin de la vida de tu alma; este acto consiste en el acto de voluntad;
has de saber que el alma pura es humilde; (45) cuanto te humillas y te anonadas
ante Mi Majestad, entonces te persigo con Mis gracias, hago uso de la
omnipotencia para enaltecerte.
577Una vez, cuando el confesor me dio por penitencia rezar un Gloria, eso me tomó mucho tiempo, más de
una vez empezaba y no llegaba a terminar, porque mi espíritu se unía a Dios y
no lograba estar presente en mi misma.
En efecto, a veces, a pesar de mi voluntad, me envuelve la omnipotencia
de Dios y estoy sumergida entera en Él por el amor y entonces no sé lo que pasa
alrededor de mi. Cuando dije al confesor
que esta breve oración me ocupaba a veces muchísimo tiempo y que a veces no
lograba rezarla, el confesor me mandó rezarla en seguida en el confesionario. Sin embargo mi espíritu se sumergía en Dios y
no lograba pensar lo que quería a pesar de hacer esfuerzos. Entonces el confesor me dijo: Recítela
conmigo. (46) Repetí cada palabra, pero mientras repetía
cada palabra, mi espíritu se sumergía en la persona que nombraba.
578
Una vez, Jesús me dijo de
cierto sacerdote que esos anos serian un adorno de su vida sacerdotal. Los días de los sufrimientos parecen siempre
más largos, pero también ellos pasaran aunque lo hagan despacio, de manera que
a veces nos parece que más bien van para atrás.
Pero su fin es cercano y después un gozo eterno e inexpresable. La eternidad, ¿Quién puede concebir y
comprender al menos esta palabra que proviene de Ti, oh Dios inconcebible, es
decir, la eternidad?
579
Sé que las gracias que Dios me
concede, a veces son exclusivamente para ciertas almas. Este conocimiento me llena de un gran gozo;
siempre me alegro del bien de otras almas como si lo poseyera yo misma.
580
(47) Una vez el Señor me
dijo: Me hieren más las pequeñas imperfecciones de las almas elegidas que los
pecados de las almas que viven en el mundo.
Me entristecí mucho por el hecho de que Jesús padece sufrimientos a
causa de las almas elegidas, y Jesús me dijo:
Estas pequeñas imperfecciones, no
es todo; te revelaré el secreto de Mi Corazón, lo que sufro por parte de las
almas elegidas: la ingratitud por tantas
gracias es el alimento continuo de Mi Corazón por parte del alma elegida. Su amor es tibio, Mi Corazón no puede
soportarlo; estas almas Me obligan a rechazarlas de Mí. Otras no tienen confianza en Mi bondad y
nunca quieren sentir la dulce intimidad en su corazón, pero Me buscan por allí,
lejos y no Me encuentran. Esta falta de
confianza en Mi bondad es lo que más Me hiere.
Si Mi muerte no las ha convencido de Mi amor, ¿qué es lo que las
convencerá? Muchas veces un alma Me
hiere mortalmente y en tal caso nadie Me consolará. (48)
Hacen uso de Mis gracias para
ofenderme. Hay almas que desprecian Mis
gracias y todas las pruebas de Mi amor; no quieren oír Mi llamada, sino que van
al abismo infernal. Esta pérdida de las
almas Me sumerge en la tristeza mortal.
En tales casos, a pesar de ser Dios, no puedo ayudar nada al alma,
porque ella Me desprecia; disponiendo de la voluntad libre puede despreciarme o
amarme. Tú, dispensadora de Mi
misericordia, habla al mundo entero de Mi bondad y con esto consolarás Mi
Corazón.
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