641 Oh, qué alegría es anonadarse
por el bien de las almas inmortales. Sé
que un granito de trigo para transformarse en alimento debe ser destruido y
triturado entre las piedras de molienda, así yo, para que sea útil a la Iglesia
y a las almas, tengo que ser aniquilada, aunque por fuera nadie se dé cuenta de
mi sacrificio. Oh Jesús, deseo estar escondida
por fuera, como esta hostia en la cual el ojo no distingue nada, y yo soy una
hostia consagrada a Ti.
642
(96) El Domingo de Ramos. Este domingo experimenté de manera singular
los sentimientos del dulcísimo Corazón de Jesús; mi espíritu estaba allí donde
estaba Jesús. Vi a Jesús montado en un
burrito, y a los discípulos, y a una gran muchedumbre que iba alegre junto a
Jesús con ramos en las manos; y algunos los tiraban bajo los pies donde pasaba
Jesús y otros mantenían los ramos en alto, brincando y saltando delante del
Señor sin saber qué hacer de alegría. Y
vi otra muchedumbre que salió al encuentro de Jesús, con rostros igualmente
alegres y con ramos en las manos, gritando sin cesar de alegría; había también
niños pequeños, pero Jesús estaba muy serio; el señor me dio a conocer lo mucho
que sufría en aquellos momentos. Yo no
veía nada fuera de Jesús, que tenía el Corazón saturado por la ingratitud {de
los hombres].
643
(97) La confesión
trimestral. El Padre Bukowski. Cuando una fuerza interior me apremió
nuevamente a que no aplazara más esta causa, no encontrando paz dije al
confesor, Padre Bukowski, que ya no podía esperar más tiempo. El padre me contestó: Hermana, es una ilusión, el Señor Jesús no
puede exigir esto, usted tiene los votos perpetuos, todo esto es una ilusión;
usted, hermana, esta inventando alguna herejía, y me gritaba en alta voz. Pregunté si todo era ilusión; me contestó que
todo. Y entonces ¿cómo debo
comportarme?; dígame, por favor. Pues
usted, hermana, no debe seguir ninguna inspiración, debe distraerse y no hacer
caso a lo que oiga en el alma, tratar de cumplir bien sus deberes exteriores y
no pensar nada en estas cosas, vivir en una continua distracción. Contesté:
Esta bien, (98) porque hasta ahora me he guiado por mi propia
conciencia, pero ahora si usted, Padre, me ordena no hacer caso a mi propio
interior, no lo haré. Y dijo: Si el Señor Jesús vuelve a decirle algo,
dígamelo, pero usted, hermana, no debe hacerlo.
Contesté: Está bien, trataré de
ser obediente. No sé de dónde le vino al
Padre tanta severidad.
644 Cuando
me alejé del confesionario, todo un enredo de pensamientos oprimió mi
alma: ¿Para qué ser sincera?; al fin de
cuentas lo que había dicho no eran pecados, pues no estaba obligada a hablar de
eso al confesor; y también, oh, qué bueno es no necesitar más de hacer caso a
mi interior, con tal que vayan bien las cosas por fuera. Ahora no tengo más necesidad de hacer caso a
nada ni seguir estas voces interiores que a veces me cuestan muchas
humillaciones; ahora seré ya libre. Pero
a su vez, un extraño (99) dolor estrechó mi alma. Entonces ¿no puedo relacionarme con aquel a
quien anhelo tan ardientemente? ¿Con
aquel que es toda la fuerza de mi alma?
Comencé a gritar: ¿A quién iré,
oh Jesús? Pero desde el momento de la
prohibición del confesor, una inmensa oscuridad cayó en mi alma; tengo miedo de
escuchar alguna voz dentro de mí para no infringir así la prohibición del
confesor, pero por otra parte me muero de la nostalgia de Dios. Mi interior desgarrado; no teniendo mi propia
voluntad, me he confiado totalmente en Dios.
Esto
sucedió el Miércoles Santo, el sufrimiento aumentó todavía más el Jueves
Santo. Cuando vine a la meditación,
entré en una especie de agonía, no sentía la presencia de Dios, sino que toda
la justicia de Dios pesó sobre mí. Me
vi. casi destruida por los pecados del mundo.
Satanás comenzó a burlarse de mi:
Ves, ahora ya no te ocuparás de las almas; mira, qué recompensa tienes;
nadie te (100) va a creer que esto lo quiere Jesús; mira, cómo sufres ahora, y
lo que vas a sufrir todavía. Después de
todo el confesor te he liberado de todo esto.
Ahora puedo ya vivir según mi parecer, con tal que [todo] vaya bien por
fuera. Estos pensamientos terribles me
atormentaron durante una hora entera.
Cuando se acercaba la Santa Misa, un dolor estrujó mi corazón. ¿Debo salir de la Congregación? Y dado que el Padre me dijo que era una
herejía, ¿debo separarme de la Iglesia?
Grite al Señor con voz interior y dolorida: Jesús, sálvame. Sin embargo ni un rayo de luz entró en mi
alma y sentí que las fuerzas me abandonaban, como si sucediera la separación
del cuerpo con respecto al alma. Me
someto a la voluntad de Dios y repito:
Se haga de mí, oh Dios, lo que has decidido, ahora en mí ya no hay nada
mío. De súbito me inundó la presencia de
Dios y me compenetró totalmente, hasta la medula de los huesos. (101) Era el momento de la Santa Comunión. Un instante después de la Santa Comunión
perdí el conocimiento de todo lo que me rodeaba y de dónde estaba.
645 Entonces
vi a Jesús así como está pintado en la imagen y me dijo: Dile
al confesor, que esta obra es Mía y Me sirvo de ti como de un miserable
instrumento. Y dije: Jesús, yo no puedo hacer nada de lo que me
ordenas ya que el confesor me dijo que todo esto es una ilusión y que no puedo
seguir Tus ordenes; yo no haré nada de lo que ahora me recomendarás. Perdóname, Señor, a mi no me está permitido
nada, yo tengo que ser obediente al confesor.
Jesús, Te pido muchísimo perdón, Tu sabes cuánto sufro por esta razón,
pero ¿qué hacer?, Jesús, el confesor me ha prohibido seguir Tus ordenes. Jesús escuchaba amablemente y con
satisfacción mi argumentación y mis lamentos.
Yo pensé (102) que esto ofendería mucho a Jesús y, al contrario, Jesús
estaba contento y me dijo amablemente: Relata siempre al confesor todo lo que Yo
te recomiendo y lo que te digo y haz solamente aquello para lo cual recibirás
el permiso; no te perturbes ni tengas miedo de nada. Yo estoy contigo. Mi alma se llenó de gozo, y desaparecieron
todos los pensamientos que la atormentaban, mientras entraron en el alma la
certeza y la valentía.
646
Sin embargo, un momento después
me sumergí en la Pasión que Jesús sufrió en el Huerto de los Olivos. Esto duró hasta la mañana del viernes. El viernes experimenté la Pasión de Jesús,
pero ya de modo diferente. Aquel día,
vino a nosotras de Derdy el Padre Bukowski.
Una fuerza misteriosa me empujó a ir a confesarme y decir todo lo que me
había pasado y lo que Jesús me había dicho.
Cuando lo dije al Padre, y él estaba completamente cambiado, me contestó
(103): No tenga miedo de nada, hermana,
no le va pasar nada malo, ya que Jesús no lo permitirá. Como usted es obediente y en esta
disposición, no se preocupe de nada.
Dios encontrará el modo de realizar esta obra, tenga siempre esta
sencillez y sinceridad y hable de todo a la Madre General. Lo que yo le había dicho, era para
prevenirla, porque las ilusiones se dan también en personas santas; a esto
puede mezclarse, a veces alguna sugerencia del diablo y también alguna
originada por nosotros mismos, por eso debe ser prudente. Siga como hasta ahora; usted ve que Jesús no
se ha enojado por esto. Puede repetir
estas cosas que han sucedido a su confesor permanente.
647
Comprendí que tengo que rezar
mucho por cada confesor para que el Espíritu (104) Santo los ilumine, porque
cuando me acerco al confesionario sin rezar antes ardientemente, el confesor me
comprende poco. Ese Padre me animó a
rogar fervientemente por la intención de que Dios me permitiera conocer y
comprender mejor las cosas que exige de mí:
Hermana, haga una novena tras otra y Dios no rehusará sus gracias.
648
Viernes Santo. A las tres de la tarde vi a Jesús crucificado
que me moró y dijo: Tengo sed. De repente vi que
de su costado salieron los dos mismos rayos que están en la imagen. En el mismo momento sentí en el alma el deseo
de salvar las almas y de anonadarme por los pobres pecadores. Junto a Jesús agonizante me ofrecí al Padre
eterno por el mundo. Con Jesús y por
Jesús (105) y en Jesús estoy unida a Ti, oh Padre eterno. El Viernes Santo, Jesús sufrió ya de manera
distinta en el alma que el Jueves Santo.
649
La Santa Misa de la
Resurrección [12 IV 1936]. Cuando entré
en la capilla, mi espíritu se sumergió en Dios, en su único tesoro; su
presencia [me] inundó.
650
Oh Jesús mío, Maestro y
Director espiritual, fortifícame, ilumíname en estos momentos difíciles de mi
vida, no espero ayuda de parte de los hombres, en Ti toda mi esperanza. Siento que estoy sola frente a tus deseos,
Señor. A pesar de los temores y la
aversión de la naturaleza, cumplo Tu santa voluntad y deseo cumplirla con
máxima fidelidad en toda mi vida y en la hora de la muerte. Oh Jesús, Contigo puedo todo, haz de mi lo
que Te agrade, dame solamente Tu Corazón misericordioso y será suficiente para
mi.
(106) Oh Jesús y Señor mío, ayuda para que se haga de mi lo que has
establecido antes de los siglos, estoy lista para cada señal de Tu santa
voluntad. Concede luz a mi mente para
que pueda conocer cuál es Tu santa voluntad.
Concede luz a mi mente para que pueda conocer cuál es Tu santa
voluntad. Oh Dios, que penetras mi alma,
Tú sabes que no deseo nada más sino Tu gloria.
Oh,
voluntad divina, deleite de mi corazón, alimento de mi alma, luz de mi
intelecto, fuerza todopoderosa de mi voluntad, ya que cuando me uno a Tu
voluntad, Señor, entonces Tu potencia obra a través de mí, ocupando el lugar de
mi débil voluntad. Todos los días trato
de cumplir los deseos de Dios.
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