El Cardenal Robert Sarah, la autoridad en sacramentos en el Vaticano, criticó la profanación de la Santa Eucaristía que proponen algunos purpurados en el Vaticano. Su acción se debe a la reciente sugerencia del papa Francisco de que los no católicos pueden recibir la Comunión si deciden que eso es lo que quieren hacer. El papa manifestó a los presentes en la Iglesia Evangélica Luterana de Roma el domingo pasado que la pregunta de si un no católico podía o no recibir la Comunión en la Iglesia Católica la debe responder la misma persona.
El Cardenal Sarah, quien se desempeña como prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, manifestó un fuerte desacuerdo, señalando que existen leyes divinas que prohíben la administración de la Comunión a los no católicos o a bautizados que viven en pecado mortal (es decir: adulterio), de modo que si tal persona solicitara a la Iglesia Católica recibir la Comunión, el clero “no tiene ningún derecho de administrársela”.
Sarah también advierte a los sacerdotes que se atrevan a administrar la Comunión a no católicos que “si lo hacen, el pecado de ellos será más grave delante del Señor. Implicaría inequívocamente una complicidad premeditada y una profanación del Santísimo Cuerpo y la Santísima Sangre de Jesús”.
El prefecto nos recuerda que ni siquiera el papa puede cambiar la ley divina acerca de la Comunión. “La Iglesia en su totalidad siempre ha sostenido firmemente que no es posible recibir la comunión con la conciencia de estar en pecado mortal, principio éste recordado por Juan Pablo II en su encíclica “Ecclesia de Eucharistia”, que afirma sobre el tema: “Ni siquiera un papa puede dispensar de tal ley divina”.
Las palabras del Cardenal Sarah son completamente fieles y verdaderas. En realidad no hay ninguna enseñanza doctrinal que el papa pueda cambiar. Puede poner en vigencia pequeños cambios disciplinarios, mientras estén en concordancia con la tradición y no ofendan la doctrina, pero cambiar una ley o enseñanza divina no es algo que ningún papa u obispo esté autorizado a realizar.
Sólo están autorizados a cumplir la ley y transmitirla al pueblo, como lo hizo Moisés en el Monte Sinaí.
Sarah se lamenta de que esto no se cumpla. “Como obispo, me siento herido en el corazón al ser testigo de semejante falta de comprensión de las enseñanzas inamovibles de la Iglesia por parte de mis hermanos sacerdotes”, dijo. “No me puedo permitir imaginar que la causa de esta confusión sea otra que una insuficiente formación de mis hermanos.”
Desde ya que Satanás está entronizado hoy en la Ciudad Eterna. La Virgen Bendita en Fátima advirtió que el enemigo se infiltraría en la jerarquía del Vaticano y llegaría el tiempo en que sería “obispo contra obispo, cardenal contra cardenal”. Esos días han llegado, en gran parte porque el Tercer Secreto de Fátima no se dio a conocer en 1960 como Nuestra Señora pidió. Ella intentaba evitar este desastre para la Iglesia.
Ahora lo deben soportar los miembros de Cristo. Los fieles no tienen otra alternativa que continuar peleando por la verdad, especialmente imitando el ejemplo del Cardenal Sarah de ser defensores de la Fe.
David Martin
[Traducido por Romina R.
Artículo original.]
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