19-03-09
(San José)
Jesús: Vive este día como si me estuvieses sirviendo a Mí en los demás. Sirviéndoles a ellos como si fuera Yo. Ése será el mejor “día del padre”. Mi padre, San José: ése sí que fue un verdadero padre. Aprendí de él mi amor paternal hacia mis ovejas. El buen pastor. El padre bueno. El esposo atento. El verdadero “cabeza de familia”. Miraos en San José, padres, si es que queréis ser un buen padre. Y tú, como esposa y madre: mírate en la Virgen. ¿Qué haría Ella? ¿Crees tú que Ella devolvería mal por mal? ¿O estaría atenta para hacer el bien?
Míralos a ellos como si fuera Yo. Mírame a Mí en ellos. Y actúa con ellos como lo harías conmigo. Jesús viene hoy a tu casa a visitarte: acógele. Sí, hija, así veré que me amas. Este acto heroico de amor me agrada más que todos los sacrificios. Y esfuérzate por sonreír. Que tus ademanes sean suaves y dulces, como los de una madre con todos. Te digo que hasta de algunos harás derramar lágrimas. Porque: ¿qué sois vosotros cuando amáis más que un reflejo de Dios? Que puedan ver en ti el reflejo de Dios. No importe tanto la limpieza de la casa como la pureza de tu intención. ¿Sabes que esto me gusta mucho? Esfuérzate todo el día por agradarme, porque Yo os amo tanto que disfruto mucho viéndoos cómo os amáis, cómo os tributáis amor, cómo os esforzáis por amaros. Y cuanto más esfuerzo por hacerlo bien, más me agrada. Vivid así el momento presente. Te dejo, paloma. Realiza tu holocausto. Amén. Te bendigo. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu, Amén.
25-03-09
(La Anunciación)
Virgen: El día de hoy ha terminado, ya no puedo más. Tranquila, hija, el día ya no da más de sí. Terminad de hacer las cosas cuando tengáis que terminar, empezadlas cuando tengáis que empezar y hacedlo todo con paz. Mamá, quisiera decirte tantas cosas… Hazlo, hija, lo estoy deseando. Habla conmigo como lo harías con una Madre, y además de Madre, Hermana, Amiga. Qué día más bonito para Ti. Mamá, ¿estás feliz? Sí, hija, Yo aquí en el Cielo estoy Feliz.
Me alegro de verte feliz y sonriendo. ¡Oh, Mamá!, ¿me quieres decir por qué estás tan contenta? Sí, Marga, te haré partícipe de ésta mi Alegría. Mira: la Encarnación se hizo y la Luz vino al mundo. Llegó el Esperado de Israel. El cenit, la cumbre de Amor de Dios al mundo, el Amor Loco de Dios al mundo, que se hizo a Sí mismo Hombre para venir a compartir su Humanidad con los hombres, para venir a ser uno con ellos. Quisiera que tú fueras con esta experiencia a los hombres. Para ayudarles a recibirme y a recibir el Amor de Dios. ¡Cómo cuesta entender el Amor de Dios por ti, si en tu vida no has sido amado! Sólo se puede si recibes de Dios directamente su Amor, sin intermediarios. Es por eso que hoy día abundan tanto las manifestaciones extraordinarias de Dios. Y más abundarán.
El hombre se ha vuelto incapaz de encontrarme. Dime, hija, dime, ¿cómo hacer volver los corazones de los hombres a Mí? Mira y observa cómo no hay otro medio que las manifestaciones extraordinarias. La Justicia de Dios caerá sobre vosotros, pero no sin antes haberse manifestado su Misericordia. Quisiera que al venir al Cielo, tuvieras las manos llenas. Según tu capacidad. Así que, para ello, trabaja, trabaja mucho por conseguirlo. Hoy, día de la Encarnación Yo también hago un pacto contigo: Seré tu Madre y tú serás mi hija, para toda la Eternidad. Reparte amor, da amor. Y ven a encontrarte conmigo ya con las manos llenas. Mirad cómo se os acaba el tiempo, el tiempo de mi Misericordia. Venid y alberguemos el tiempo nuevo, donde todos cobijarán el Amor. Donde los padres amarán a los hijos y los hijos a los padres, donde se cultivará el amor. Amén.
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