SANTIAGO, 25 Oct. 16 / 09:01 am (
ACI).- ¿Está bien para un católico celebrar
Halloween? ¿Y si no quiero celebrarlo pero llegan a mi puerta a pedir ‘dulce o truco’? Son interrogantes que surgen entre los católicos a medida que se acerca el 31 de octubre y que el P. Sebastián Correa intentó responder en su más reciente
vlog.
El sacerdote, que es director del Centro de Estudios Católicos (CEC) y colaborador de la plataforma digital Catholic-link, propuso tres soluciones para un católico en el caso de que lleguen a su puerta a pedir dulces.
1.- Solución ecologista
Primero, la solución “ecologista”: “tengan mucha fruta disponible. Cuando toquen el timbre, en vez de darle una golosina que lo único que va a hacer es picar los dientes a los pobres niños y hacer que uno de los principales problemas de la niñez y de la juventud de hoy día que es la obesidad siga aumentando, en vez de eso ustedes le dan un producto sano”.
2.- Regalar estampas de santos
La segunda opción es “ayudarles a entender cuál es el sentido de las fiestas que vienen después y que se queden con un recuerdo de ello. ¿Cómo se puede hacer eso? con estampitas de santos”.
“Tengan una cantidad de estampitas de santos y le regalan a los niños para que recuerde que es lo que se va a celebrar al día siguiente”.
3.- Apostolado
La tercera solución de apostolado: “darse el tiempo, con buena actitud, caridad y misericordia, cuando toquen el timbre salir y ver si es que están los papás afuera, y explicarles con la mejor actitud por qué tal vez sería bueno que consideren que no es bueno que sus hijos celebren estas fiestas”.
Todas estas opciones “siempre con caridad”, ya que “si es que no hay caridad, no hay amor, y si es que no hay amor, no es cristiano”.
“Es importante que no asumamos las cosas que el mercado nos vende así como así”, recalcó el P. Correa, “es bueno pensar por qué hacemos las cosas… pregúntense si es bueno o no es bueno”.
¿Por qué no celebrar Halloween?
El sacerdote explicó que “tenemos que tener claro que Halloween no es una fiesta cristiana”.
El P. Correa aclaró que las fiestas cristianas de esta época son la Solemnidad de Todos los Santos el 1 de noviembre, y la Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos el 2 de noviembre.
“El 31 de octubre, ¿Qué tiene que ver? Nada”, recalcó.
Halloween, continuó, se remonta al primer milenio “en el territorio de lo que es hoy día Gran Bretaña, donde se celebraba la fiesta del ‘All Hallows Eve’, o sea… las vísperas del día de todos los santos”, y que antiguamente se realizaba en mayo.
“Con el tiempo esta fiesta fue adquiriendo elementos del paganismo hasta deformarse y literalmente no tener ningún elemento propio del cristianismo. Lo que hoy día conocemos como Halloween no podemos decir que es una fiesta cristiana”, aseguró.
El P. Correa recomendó no celebrar esta fiesta, en primer lugar, por su “connotación oscura. ¿Qué o cuáles son los personajes que están ahí? brujas, monstruos, diablos, todo tipo de seres oscuros. ¿Qué bien tiene sacar a esos seres a la calle, recordarlos, traerlos dentro de la
familia, o vestir a los niños inocentes de esos seres oscuros?”
“No hay que olvidarse que el mal existe y el Malo, el Malvado también existe”, advirtió.
En segundo lugar, celebrar Halloween es “caer como niños en el truco del comercio”, ya que la compra de disfraces, caramelos y otros productos es “la típica táctica de un comercio exacerbado” que provoca que “en vez de ahorrar, de utilizar la plata en cosas más útiles para la familia, en la educación, etc., la gastamos en eso que no trae ninguna utilidad”.
Por otro lado, el P. Correa valoró aquellos padres que desafían Halloween y visten a sus hijos de santos en vísperas de la solemnidad, ya que es una manera “de salir a responder a esta tendencia que no es positiva ni buena para la sociedad”.
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