08-11-2013
Jesús: ¿Y no voy a estar Yo pendiente de cada necesidad de mi princesita? Ella es demasiado pequeña, y tropieza. Aquí estoy Yo, para hacerla fuerte. Pone el corazón excesivamente en sus hermanos. Déjalos correr, hija. Si no quieren una unión contigo, déjalos. El que la quiero Soy Yo. Como ves, siempre estoy en el mismo sitio para daros mi Amor, para acoger el vuestro. Sois vosotros los que cambiáis. Yo permanezco en el mismo lugar donde me dejasteis ayer: Loco por vuestro amor. (Me apenaba la iglesia vacía. Le decía que en otros templos Le viene a ver más gente)
Prefiero que no venga nadie a que vengan con el corazón lleno de doblez: por un lado diciéndome que me aman, y por el otro odiando al hermano. Esas visitas las aborrezco. Quisiera que me amarais, pero en espíritu y en verdad.134 De palabra y de obra. Quien dice que ama a Dios y odia al hermano, no alberga verdad en el corazón.135 Os llenais de rencor, de ira, no sabéis perdonar. Vuestro corazón ni lo intenta. Os sentís siempre dignos de recibir una respuesta, con el derecho de despreciar a quienes creéis que os desprecian, y vuestro corazón no está lleno de amor, está falto de él. Oh, ¿qué hacer? Devolved bien por mal.136
Dad siempre sonrisa de vuestro corazón, alrededor. ¡Si vuestro corazón estuviera convertido! Busco la conversión sincera de vuestro corazón. No que vengáis al templo con huecas palabras. Venid a mi Corazón a escuchar, a escucharme. Os diré en qué parte de vuestra vida debéis cambiar. El que no ama a su hermano no es digno de Mí, no es digno de llamarse cristiano. Por eso: id y reconciliaos con aquellos que os halláis peleados.137 Ése sería un primer paso para venir a Mí. Id y tendedles la mano, y decidles que todo está olvidado. Así les propiciaréis a ellos oportunidad también de conversión. Cread en vosotros una conciencia activa. Alerta. No acalléis las voces de remordimientos. Acudid a Mí y preguntadme qué opinión tengo, y estad atentos a los signos que os dé. Queridos, si primeramente no logro una conversión sincera de vuestros corazones, nunca jamás podrá venir el Reino a vosotros, porque mi Reino viene primariamente en vuestros corazones.
¡Oh, Jesús: no permitas que nos desviemos! Para eso os he enviado a mi Madre. Hacedla caso. Ella porta el estandarte del Reino Nuevo, el Reino que triunfa en cada corazón. Dejad que clave mi estandarte en vuestro corazón, como “tierra conquistada”. Si dejáis que Ella os conquiste para Cristo, os conquiste para Mí, ¡qué fácil será entonces que venga a vosotros mi Reino! Todavía no encuentro corazones verdaderamente convertidos por la Madre. Haced el esfuerzo, haced el esfuerzo de volveros a Ella. Sólo poneos delante de Ella. Veréis claro. ¡Veréis claro! Se os caerán las escamas de los ojos y podréis ver. No os amáis entre vosotros: debéis amaros, ¡debéis amaros!, para poder encontrarme. Salid de aquí: mirad a los ojos a cada uno con el que os encontráis. Habladle. Hacedlo con amabilidad. Que cada uno sienta que es importante para el otro.
Hay mucha indigencia afectiva, mucha soledad. Os habéis convertido en islas y en lobos para el otro hombre. En una lucha de poder y lucha codiciosa, donde el egoísmo triunfa, donde no encuentro corazones generosos. ¿Queréis una manera práctica de conversión y de venir a Mí? Amad al hermano. Vuestro corazón no me encuentra porque se ha endurecido como una piedra. Ablandad el corazón para poder encontrarme. En un corazón misericordioso Yo puedo llenar. Es un corazón misericordioso quien alcanza Misericordia. Hoy, con toda la gente que te encuentres: ama. Entonces tu día habrá merecido la pena. Tu ansia del corazón se encontrará plenamente lleno con eso: Mi Amor que te llena, y el amor que das. Te bendecimos: en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
134 Cfr. Jn 4, 23.
135 Cfr. I Jn 4,20.
136 Cfr. I P 3,9; Rm 12,21.
137 Cfr. Mt 5,24.
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