19-06-2001
Virgen: Amada mía, amada y querida reina mía. ¡Si supieras cuánto te amo! ¡Si pudieras entrever cuánto Yo te amo, amada, pequeña mía! Es como ese amor que tú sientes hacia tu pequeña, pero multiplicado por el Infinito. Yo Soy tu Tierna Madre, escucha, escúchame. Con paz, escucha y mírame. No dejes ni un día la oración. En ella quiero probar tu constancia. Estamos probando tu constancia y tu fortaleza. ¿A ti te parece que lo vas a perder todo? No hija, no. Tú lo ganarás todo para Cristo. Este es el camino de la oscuridad. Madre, ¿Tú ahora qué estás haciendo? Yo preparo a mis hijos, preparo a la humanidad para la segunda Venida de Cristo, en Gloria y Majestad,306 no ya en apariencia humilde, sino rasgando las nubes del Cielo. En uno y otro lugar, suscito voces, como lo eres tú, para que, en grupos, en pequeños restos, os dividáis y os preparéis a conciencia para su segunda Venida Gloriosa. Hija ...307 ¡Madre!, ¿qué te pasa? Sabes que mi presencia en las almas está ahogada por tanto mal. El Demonio se ha ocupado todo este siglo de ahogar mi presencia en las almas. Pero llegará un día que las gentes me sientan así, como tú, y más aún. Eres como una primicia de lo que Yo quiero hacer con la humanidad.
305 Lo merecemos justamente. El Señor se conmueve demasiado por nosotros y no lo envía, aunque debiera ya. El no soporta ya más crímenes, hermano contra hermano
306 Cfr. Mt 24,30.
307 Se iba a echar a llorar
01-07-2001
Jesús: Yo Soy Amor para los que me aman. Soy Ternura y Solicitud para los que vienen a Mí. Ve y díselo. Ve y di a todos que Yo me muero en la espera de que todos vengan hoy en día a Mí. Todos los días quiero que hoy sea el día en que esta o la otra alma vengan a Mí. Vengan y me aprehendan, vengan y se deleiten en mis Dulzuras maternales de Amor, reservadas sólo para los que vienen a Mí, para los que quieren encontrarme y se despegan de todo lo de la tierra, y vienen a su Diosasí, sin nada. Si no es así hija, diles que, si no es así, no podrán encontrarme. Venid a Mí hoy, desprovistos de todo. Buscad primero y sólo a Dios y su Justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura.308 Nada en la tierra, nada, hija mía, es comparable al Amor que Yo siento por vosotros. Nada comparable a la felicidad que podéis experimentar unidos por siempre a Mí. Nada, ni el amor de los hijos, ni la felicidad que te puede dar un marido, nada, ni amor de amistades, ni de siervos, nada. Sólo Yo, sólo Yo en las almas, en todas las almas. Advenimiento de mi Reino que espero sin cesar, todos los días, anhelante. Nada es comparable al Amor de Dios.
El mundo es nada comparado con mi Amor. A mi Luz, todo queda convertido en nada. Bajo mi Luz, los amores y cosas del mundo son baratijas comparados con el Tesoro. Tú no mereces. Yo te hablo porque os amo, porque os amo, es porque os amo. Tú has de decirles que Yo os amo, que no estén alejados de Dios, porque su Dios se ocupa de todos sus quehaceres, porque conoce todas sus inquietudes, porque Yo busco su bien, porque no quiero su mal. Porque no son anónimos para Dios, conozco cada uno de sus nombres, y los nombres de todos los suyos. Conozco sus ansias, sus anhelos, se cómo me buscan sin saberlo. Y quiero hacerme el encontradizo con ellos, salir a su encuentro para que me reconozcan y me puedan tratar de igual a igual. Sé que en medio de sus devaneos, buscan a Dios, y Yo, Dios, por tu medio, quiero hacerme el encontradizo con ellos. Si Yo veo un corazón susceptible de abrirse a Mí, corro hacia él y empleo todos los medios posibles. Atraed las almas hacia Mí, llevadlas a mi Corazón. Yo te inspiraré, el Espíritu os dirá lo que hay que hablar. Lleváis veinte siglos preparándoos para mi Venida, y ved cómo a punto de tener lugar, nadie la espera ya. ¿Por qué no observáis los signos de los tiempos?: “Toda carne profetizará”309. Oíd el Mensaje de Dios.
Venid a Mí y oíd, oíd mi Mensaje, palpad mi Amor. Convertíos para este tercer milenio. Haced caso a mi voz en la tierra, el Papa San Juan Pablo II. Dejaos conducir por él por los caminos que Yo voy marcando. Oíd a los hombres de Dios. Haced caso a los que son enviados y son inspirados por el Espíritu de Dios. Aunque sea difícil, es el momento, es la hora de lanzarse a dar la cara por Mí y por mi Evangelio. Os esperan campos inmensos de trabajo, siembra y recolección por mi Reino.
308 Cfr. Mt 6,33.
309 Jl 2,28.
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