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08-03-2001
Jesús: Apunta, hija, y en lo que ayer ha sucedido mira una lección para ti, mírala para tus hermanos, transmítela y dala. Edificios derrumbados, edificios de muerte con pilares inconsistentes, resquebrajados y blandos, sobre los que sólo bastó un poco de intervención obrera para llevar abajo toda la casa. Pilares húmedos, de arcilla, que pretenden sujetar una obra de barro, con grande apariencia, mas barro al fin que, endeble, no resistió el primer golpe del enemigo.271 Así vosotros, así los que construís vuestras casas sobre el pilar endeble de vuestro propio criterio, vuestro propio juicio, que no sometisteis vuestro juicio a Dios, vuestro criterio al del prójimo272, así vosotros, pobres hombres, zarandeados por el enemigo, zarandeados para ser posteriormente derrumbados. Así la Casa de Dios, que pretende sustentarse sobre pilares falsos, quitando los verdaderos273, será derrumbada, arrastrando tras de sí a justos y pecadores. Así vuestra sociedad, asentada sobre bases de barro, caerá a una arrastrando buenos y malos. Así cuando Yo venga, derrumbaré las edificaciones asentadas sobre blando y habrá víctimas entre los escombros, y también salvos; salvaré a los que Yo quiero y me son fieles. De entre los muertos también habrá santos que se arriesgaron, que ofrecieron sus vidas por el enemigo, por salvar a sus hermanos. Algunos sobrevivirán milagrosamente y, salvados del desastre, darán gracias a Dios, vítores a la Roca que les salva. Luego, una copiosa lluvia caerá sobre los escombros, reviviendo las obras de muerte, dando vida a lo que estaba muerto, volviéndolo a la vida.
271 Se había derrumbado un edificio así
272 No obedecer a los superiores.
273 La Eucaristía y la Virgen
09-03-2001
Jesús: Apunta, hija, pues hoy quiero enviarte. Gloria a Dios Padre, Hijo y Espíritu. Habrá supervivientes en las tierras de Israel274, los habrá, mas pocos. Los supervivientes alabarán jubilosos el nombre de Israel, el Nombre del Señor su Dios. Lo adorarán en Espíritu, en Verdad, cuando Yo venga y derrumbe de un soplido todas vuestras obras de muerte, vuestras obras carnales. ¿No vale más venir antes del Día a Mí? Mira cómo Yo me encuentro avisando por boca de mis santos profetas. Me encuentro avisando y avisando, y a mi grito de ayuda me prestan oídos sordos, hija, oídos sordos a su Señor. Pobres hombres, pobre gente desnuda y harapienta a la que le ofreces riqueza y prefiere su pobreza, en la que muere, languidece de dolor día tras día. Su Rey baja a ellos y les alarga la mano, ellos, orgullosos, rechazan toda su ayuda y mueren, se asesinan a sí mismos en una lenta y cruenta agonía. ¡Pobre gente!, ¡pobre mi pueblo! Antes era mi pueblo, ahora es no–Pueblo, no–Pueblo–de–Dios,275 pueblo que niega y niega, día tras día a su Dios, día tras día niega la ayuda de su Dios. Mira cómo mi pueblo está afligido, agobiado, hastiado. Mira cómo sin descanso buscan el Bien, la Felicidad, y no los hallan, porque lo buscan entre las ciénagas, las cloacas y los cubos de basura. Mírales, y compadécete de ellos.
Llévalos hacia Mí. ¡Ven hija!, ¡ven!, ¡ven a Mí!276. Yo te deseo, deseo tu entrada en mis Moradas. Sí, mira, mírame y ve que dentro del Sagrario, lo que se halla es un Corazón vivo, palpitante, palpitante de Amor, palpitante por vuestro amor.277 Oh Jesús, por todos ellos, llévalos a Ti. Yo quiero, he querido en mi extrema Voluntad, he querido enviarte a ti en medio de ellos para decirles: ¡Amad!, ¡amad y haced que otros amen! Amad a Dios, amad a vuestros hermanos. Buscadme en mi Casa, en mi propia Casa278, no me busquéis fuera. No busquéis la Felicidad, el Bien donde no está. Buscadme en mi Casa. Aquí estoy. Os espero. ¡Hijos!, ¡¡hijos!! ¡Aquí estoy! ¡Hijos!, ¡mis hijos muy amados ...!279 ¡Oh, hija!, tengo que dejarte, porque te demandan en tus obligaciones de madre. Sé también madre para Mí. Ven a cuidarme. Adiós, mi bienamada Margarita.
274 Lectura de hoy. Isaías. Hablaba de los “supervivientes de Israel”.
275 Cfr. Os 1,9; 2,25.
276 Aquí hablaba con más pasión
277 Había sentido antes eso al mirarle en el Sagrario. Estaba vivo, esperándome. Vivo por mi amor. Encerrado ahí, sufriendo por mi. Resucitado, pero en plena Pasión de Amor por mí
278 En la Iglesia, En el Sagrario.
279 Aquí llora amargamente, ¡qué gran pena, qué sentimiento de amargura el del Corazón de Jesús. Iba “in crescendo”
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