23-09-2012
Jesús: La mañana se levanta, y los hombres han descansado de hacer el mal. Nuevamente, y con más fuerzas, emprenderán un día en el que se dedicarán con fruición nuevamente a hacerlo. Será el objetivo propuesto de acción en su temprana ansiedad, cuando se proponen a empezar el día. No hay ganas de dejarlo31, no hay propuestas para abandonar la vida de pecado. No hay deseo del Bien y de una Vida Nueva. ¿Entonces? Ni tan siquiera en los predicadores de la Verdad hay gana de cumplirla.
¿Y entonces? ¿Qué queda? He dejado al mundo llegar a su perdición, porque no ha querido encontrarme. Y me ha rechazado tras rechazado. ¿Y tú, Margarita, querrás al menos tú cumplir con tu misión? Ahora ven, Margarita amada. “Como busca la cierva herida corrientes de agua, así mi alma te busca a Ti, Dios mío”.32 Amada Marga: ¡pon espiritualidad donde hay mundanidad! Son predicadores de una falsa religión, donde prima lo que ellos llaman “caridad”, por encima de Dios. Ridiculizan a todo aquel que pretende vivir inmerso en Dios, diciéndole que forma parte de un “espiritualismo desencarnado”.
¿Pero puede haber más Carne que la del Hijo del Hombre? ¿Puede otro hombre buscar sucedáneos en otra carne, rechazando la Carne que le dio la Vida? ¡Oh, Margarita amada, que Yo-tanto-te necesito, y te necesito para esto! Ve y diles, de mi parte, que forman parte de los que preparan el Camino a la Falsa Iglesia, sin saberlo. Y que sus largos y fuertes tentáculos les alcanzan -aunque creen que no y se creen lejos-, y les atraparán finalmente con tal fuerza que no se podrán desasir.
Amada Marga: ¿por qué hay esta confusión en la Iglesia de España? Marga, que sepas que es por ti, porque tú no sacas tu otro Libro.33 Así que, hermana, amada Mía: ponte desde ahora, desde hoy mismo. No esperes más, o las multitudes de almas correrán en tropel al Abismo. ¡Pero has de ir ya! ¡Corre! Vuela.
Te alabamos y te bendecimos, Dios Eterno, porque por la Cruz Santa de tu Hijo Amado, redimiste al mundo.
31 El mal.
32 Cfr. Sal 42,2.
33 Se refiere al “Libro azul”, el segundo: “El Triunfo de la Inmaculada”, que aún no había sido publicado.
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