Pero el motivo más importante para volver a proponer con determinación la práctica del Rosario es por ser un medio sumamente válido para favorecer en los fieles la exigencia de contemplación del misterio cristiano, que he propuesto en la Carta Apostólica Novo millennio ineunte como verdadera y propia 'pedagogía de la santidad': «es necesario un cristianismo que se distinga ante todo en el arte de la oración». Mientras en la cultura contemporánea, incluso entre tantas contradicciones, aflora una nueva exigencia de espiritualidad, impulsada también por influjo de otras religiones, es más urgente que nunca que nuestras comunidades cristianas se conviertan en «auténticas escuelas de oración».
El Rosario forma parte de la mejor y más reconocida tradición de la contemplación cristiana. Iniciado en Occidente, es una oración típicamente meditativa y se corresponde de algún modo con la «oración del corazón», u «oración de Jesús», surgida sobre el humus del Oriente cristiano.
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El Rosario es importante
Es importante el Rosario cuando se cultiva la vida espiritual, cuando se busca salir del pecado y perseverar en la gracia sobrenatural, cuando se desea profundizar en el conocimiento, amor e imitación de Jesucristo, cuando es necesario pedir el don de la paz y cuando experimentamos necesidades espirituales y materiales.
Es importante el Rosario cuando tiene sentido acudir a la Virgen María, invocándola como Madre y Medianera y , al calor de su corazón, recordamos, meditamos o contemplamos los misterios de su Hijo Jesucrisanto
Origen del Rosario
En su fundador
Tradicionalmente atribuimos el Rosario a Santo Domingo de Guzmán y a la predicación de los dominicos.
¿Cómo surge el Rosario? El Rosario surge como método de predicación, de oración y de asociación.
El Rosario, método de predicación
Santo Domingo de Guzmán predica la vida y la doctrina de Jesucristo siguiendo los Evangelios y las cartas de San Pablo al pie de la letra. Aquí aparece el rezo intercalado y repetido del Ave María, que también se practica a nivel personal. Con ello, se pretende reconocer la devoción filial a María, así como sus privilegios y el lugar que ocupa en la historia de la salvación.
De esta manera, nos encontramos con el esquema originario del Rosario que dará lugar a sus misterios sobre la vida de Jesucristo y a las Avemarías como invocación litánica a la Virgen, así como el Padre nuestro y el Gloria.
La predicación de santo Domingo de Guzmán es esencialmente cristológica y se fundamenta en la Palabra revelada. Ello dará lugar al enunciado de los misterios del Rosario con el rezo intercalado de las Avemarias, tal como se ha ido desarrollando con el tiempo: misterios gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos.
La predicación de santo Domingo va dirigida a los alejados, a los herejes, buscando su conversión por medio de la Virgen María. La predicación va dirigida, también, a los cercanos para alentarlos y enfervorizarlos por medio de la Virgen Madre.
El Rosario, método de oración y asociación
Los que escuchaban la predicación de santo Domingo y se comprometían a vivir según el Evangelio, en la Iglesia, se reunían comunitariamente como medio de perseverancia en la vida cristiana, recordaban las enseñanzas recibidas sobre la vida y doctrina de Jesucristo, hacían pausas meditativas invocando a la Virgen con el rezo o el canto repetido del Ave María.
Ello dará lugar, muy pronto, al enunciado de los misterios, diríamos como puntos de meditación, al rezo del Padre Nuestro, a las decenas de avemarías y al Gloria.
También dará lugar a las Asociaciones: Cofradía del Rosario, Rosario perpetuo y Rosario viviente. Igualmente, a la practica del Rosario individual, familiar o comunitario.
El Rosario requiere siempre un ritmo tranquilo, sereno, reflexivo, que favorezca la meditación de los misterios del Señor a través del Corazón de la Virgen, como sentados a sus pies.
Acción de gracias
Damos gracias a Dios por el "amor apasionante y apasionado" de santo Domingo de Guzmán a Nuestro Señor Jesucristo y por su entrañable devoción filial a la Virgen María que le hacía repetir continuamente la invocación mariana del Ave María. Sin duda alguna, su estilo de vida cristocéntrico y mariano constituyen el origen del Rosario como método de predicación, de oración y de asociación.
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