05-07-2013
Jesús: (Estaba desayunando, y me llamó para apuntar) Querida niña, ¿cómo decirte que eres mi Preferida? ¿En qué idioma te lo digo? Deseando estoy que despunte el día para despertarte y que vengas ilusionada a Mí. Tengo más prisa por asirte, que ese gallo por despertarte. Este gallo, ¡que suena a las 6 de la mañana! Querida, ¿has visto? Madrugando se me alaba más. ¿Quieres que me levante a las 6? A las 6 no, pero tempranito sí. Jesús, soy tonta, ¿cómo puedo tener la mente tan llena de cosas? Porque no estoy Yo, querida. Haz la prueba.
(Sonríe. Le veo muy contento. Parece que hoy sea un día especial. La Misa ha sido la del Corazón de Jesús. Y hoy es viernes)
Te quiero, amada. Sólo quería que lo supieras. Yo Soy el Hombre que siempre te está mirando a ti. Estoy aquí, mirándote, esperando que me mires.
(Realmente impresiona ver que los ojos de Jesús te están mirando en el Sagrario, cuando tú te decides a mirarle. Su Rostro. Humano)
Yo sí puedo tener celos si tú miras hacia otro lado. Pido de ti ese amor también en exclusiva. Sí. Jesús, perdóname. Ven aquí, esposa. (
Me levanta del suelo con su mano, en espíritu)
Yo perdono siempre. Tú así también debes siempre perdonar, para que seas como Yo y para que aprendas tú también a amarme. En estos Ejercicios Yo he querido que aprendas a mirarme en exclusiva a Mí. Te he querido segregar de tu misión mundana.101 Te he separado del resto. Y aquí en
exclusiva, en misión exclusiva, te-Me-comunico así hoy a ti, para que veas mi predilección. Te estoy comunicando cómo quiero que estés conmigo, tan en exclusiva como lo estoy Yo, como puede ser la misión de un alma consagrada. Sin embargo, para ti es distinto. Es distinto porque, no sólo por estar casada es distinto, sino porque Yo te envío allende los mares, como un apóstol. Y aparte de darte la misión de profeta, te la doy de apóstol.
Dios mío, ¡voy a morirme, como sigas! Y no lo harás, porque Yo te sostengo, y no me comunico a ti tal y como Yo estoy ahora mismo por ti, porque sí, efectivamente, morirías. ¿Apóstol? Apóstol de mis Profecías. (Apóstol con lo que Él me dice, debe ser) Sí, lo es. Consagrada, apóstol, profeta, rey,102 elevada a la dignidad del Rey al haberte hecho esposa consorte. Maestro, porque enseñarás a otros. ¿Y no es mi Devoción la cumbre donde se alcanza todo? Jesús, ¿igual quieres hacer con ellos? Sí y, aunque tú la pionera, transmíteles la Locura de todo un Dios llegado este momento de la historia; digamos que aquí ya está “echando el resto”.
Comunícales que nunca como hasta ahora ha sido tan fácil conseguir la santidad. La santidad ahora, casi se regala, Dios se encuentra derramando todas sus Gracias. Tú no te preocupes de otros Carismas, ocúpate del Mío. Tenéis que llevarme a los demás. Idead todas las maneras que se os ocurran. Sed, como dice el (sacerdote): explosivos. Porque Yo Soy como una onda expansiva que se pretende contener. Al que la pretende contener le explota en la cara. ¡Nadie tiene el derecho de recibir la comprensión de mi Eucaristía y quedárselo para sí! Como primero me llevaréis a los demás será con la oblación de vuestra propia vida, vida entregada en oblación por vuestros hermanos. Veo pocas de ésas. Aún estáis queriendo conservaros para sí vuestro propio yo, traducido en miles de excusas. Cada uno que medite en su interior lo que todavía no me ha dado y que lo disfraza de entrega al Señor por Su Causa. ¡Empezad ya!
Yo quisiera que cada uno de vosotros tuviera un espíritu ardiente e inquieto. Tened en cuenta que lo que se busca es la profanación eucarística. ¿Cómo haced vosotros que se me ame y se me respete? Cuidad las Adoraciones. Una Adoración Eucarística bien hecha. En las que, el que la dirige, enseñáis a mis gentes a amarme. Con la música adecuada. Y Yo me derramaré. No quiero que, en vistas de tanto derramamiento de Gracias, el que -o los que- la dirijáis, os queráis apropiar del Carisma. Si sucede eso, me dejaré de comunicar, como ya lo he hecho en alguna ocasión.
Queridos míos, esto es tan grande que…, tengo tantos deseos de darme y mis Gracias quieren fluir tanto de la Custodia, que a un poquito que lo intentéis, Yo ya me derramo con profusión. No depende de vosotros. Depende de Mí. No edulcoréis la Eucaristía. La Eucaristía no se puede edulcorar. Es tan grande en sí misma, que no predicándola en su magnitud o intentando acomodarla, no podéis entonces darla. La frenáis vosotros mismos. No sed trabas. Pensad en ser simplemente un canal, desprovisto de la mayores piedras que podáis, un canal limpio y transparente, donde fluyan las aguas caudalosas. Hay muchos que me utilizan mal. Conscientes de mi Poder en la Custodia, me usan para sus beneficios, para sus intereses.
¿Sí? (Me está hablando de sitios “buenos”, y en ellos, yo veo todo correcto, más o menos, pero Él no está contento. Qué pena tiene) Jesús, ¿y Tú te derramas ahí? No tanto como quisiera, porque no es bueno para ellos. Si se obtienen resultados, ellos se los apropiarían inmediatamente a ellos mismos, y no acercarían a la gente a Mí. Son malos pastores los que quieren llevar a sus ovejas a sus pastos, no a los Míos. Las quieren para utilizarlas para su beneficio. Por eso Yo no me derramo ahí, y por eso los fieles dejan de acudir o tengo menos fieles. Prefiero que no se me adore, a ser la trampa que utilice el lobo para ellos, la causa de su infelicidad, hija…
¡Qué horror! ¡Cómo le duele esto a Jesús! Por eso es tan importante que el que dirija las Adoraciones, el encargado, quiera llevar las almas a Mí, y no a él mismo. Hay muchos engaños con eso. A menudo los párrocos piensan que ganan número de feligreses para sus obras, es la finalidad, y así ser ellos premiados. Pero esto no es así. ¿De qué te tengo que premiar, hijo?, ¿de tu mucho amor a Mí, o de tu mucho amor a ti mismo? Por eso quiero, hija, que la cojáis vosotros, o almas como vosotros, que llevarán a la gente a Dios. Que te escuchen y lean los que entienden y lo pongan por obra. Te decía, hija, que son de mi Corazón los predilectos: los pobres. ¡Y esto todavía no lo habéis descubierto! Por eso no pueden decir, de afuera, que améis mi Corazón. Por eso no se os nota que me améis tanto. Son de mi Corazón los predilectos los pobres.
Exposición del Santísimo, meditando en la Oración del Huerto:
Jesús: Quiero que pases tu Getsemaní sonriendo. ¿? Me refiero a que tu agonía la pases sonriendo.
Esta no es la época del Getsemaní de entonces, como lo pasé Yo. Yo lo pasé así, por todos, para que tuvierais la posibilidad de sonreír en las pruebas, en vuestras agonías. Porque Yo os enviaré el Espíritu Santo. Ya la agonía no es como la Mía. A vosotros ha venido el Espíritu: sabedlo aprovechar. Te pido, hija mía, y éste es un deseo ardiente de mi Corazón, que quiero que tú me lances una sonrisa desde tu agonía. Eso me dará fuerzas para continuar ahora. Quisiera que nadie notara esa agonía, salvo Yo mismo, porque te la envío. Pero que, como pago, tú me devuelvas sonrisa. ¿Quieres hacerlo por Mí?
Sí, Jesús mío, yo te quiero. (Jesús realmente lo necesita) Que nadie note la agonía en la que estás, para llegar a no notarlo ni tú misma, para llegar a hacérsete gozo todo tu sufrimiento. En la Hora de mi Pasión, a Mí no se me hizo gozo, ni siquiera el momento en que el Ángel me confortaba. Jesusita-Mía… ¡Se le ha escapado, en un suspiro, llamarme así! “Jesusita”, porque llegarás a ser otra Yo. (Después de otro rato de desolación, hacía esfuerzos por imaginarme a Jesús Humano delante de mí, en la Custodia. Y cómo estaba en Getsemaní. Me dijo:)
Cómo disfruto con la entrega que me hacéis cada uno de vosotros103. Pararía este momento (por la eternidad)
(Jesús tenía su Corazón lleno de Gozo. Aunque sufriente) (Aquí me doy cuenta de la diferencia a como está ahora glorificado, a ese momento de la Pasión. En la Pasión, aunque pudo pensar en esta entrega para consolarle, no es el gozo que siente ahora)
101 Del mundo: ocuparme de la familia. Aquí aparte, para ocuparme sólo de Él. Y descansando.
102 Cfr CIC 204/1; LG 34-36.
103 Él estaba disfrutando de las entregas que le estábamos haciendo en esa oración de Ejercicios.
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