Unos vándalos entran en una mezquita y se dedican a fumar porros y a hacer striptease. Se ha violado un recinto sagrado, las mujeres semidesnudas han afrentado gravísimamente a la religión musulmana. Por si fuera poco, a la salida de la mezquita se han descubierto caricaturas de Mahoma.
El Gobierno de la nación, ante las enérgicas protestas de los musulmanes, que han anunciado movilizaciones, se ha apresurado a pedir perdón y ha puesto en marcha un amplio dispositivo policial para apresar a los vándalos.
Como habrán adivinado este supuesto es solamente. un supuesto, nada más. No han ocurrido tales desmanes.
Unos vándalos antisistema -¿o vándalos deseosos de atacar a la religión católica?- han entrado en una iglesia católica, han fumado porros dentro de ella y las mujeres han hecho striptease encima del altar. Tras el hecho no ha existido anuncio de manifestaciones, ni se ha puesto el grito en el cielo. Los creyentes han rezado en silencio como desagravio. Eso sí, el Gobierno ha mantenido silencio y nada más que silencio.
No han aparecido en el entorno de la iglesia caricaturas del Papa; sí aparecen con frecuencia caricaturas y mofas en espacios televisivos y en páginas de letra impresa.
¿Qué está ocurriendo? Mal que pese a algunos, está ocurriendo que se aplaude abiertamente o por los bajines cualquier afrenta a los católicos. Sí, así es. Mientras, la Iglesia, a través de sus diversas organizaciones, está tratando de paliar el hambre presente en nuestro país, algo que no hacen ni las organizaciones sindicales ni tantas y tantas organizaciones que reciben pingües subvenciones estatales. Está ocurriendo que existe complacencia en cualquier agravio contra la Iglesia Católica; está ocurriendo que se esta fomentando -es fuerte lo de 'fomentando', pero así lo creo- el anticatolicismo. Y eso no se compadece con el derecho constitucional de la libertad religiosa y respeto a todas las creencias. Y la historia de España está repleta de odios que nunca acabaron bien.
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