29-09-2012
Jesús: Sí, Marga: quiero hablarte. Ante todo, no estés triste. No quiero que estés triste. Yo te amo. Comunica mi Amor. Comunícales que Yo les amo con efusión ardiente. ¡Les amo!, ¡les amo!, ¡les amo! Al igual que notas que Yo te amo a ti, Yo les amo a ellos. Desde aquí, desde el Sagrario, me consumo sin cesar de Amor por ellos. Me consumo de Amor por ellos. Haría ahora mismo las Locuras más ardientes de cualquier enamorado, del mejor de los enamorados, del mejor Enamorado por su amada.
¿Y qué pasa que no se dan cuenta? ¿Cómo puede haber aquí un Horno Ardiente a miles de grados centígrados, ardiendo sin quemarse, humeando, y desde allí, desde vosotros, nadie darse cuenta? ¿Cómo puede ser? Aquí, esta realidad, amada, esta realidad de la Custodia y de la Eucaristía Yo he querido y quiero que tú la comuniques. ¿Por qué tanto desconocimiento de mi Amor?
¡Si Yo estoy así por todos! ¿Qué pasa que no me conocen? Desde aquí salen efluvios de Amor, salen versos (de Amor), salen poemas… Y nadie los oye. Mis criaturas no los oyen, no me oyen. ¿Por qué? Jesús mío, ¿tengo parte en esto?, ¿es por esto que Tú me lo preguntas tanto? Sí, Marga mía, amada mía, es por eso.
¡Oh, Jesús, Tú ves mi situación! Sí, pero Yo la redimo, Yo la elevo. No es por tu situación que tú estás así. Yo no te puedo esperar más. Porque si no, una tras una, las almas caerán en el Abismo. Tienes que reponerte ya. Tienes que reponerte a escribirme y a corregir esta tu segunda Obra, que correrá igualmente como la pólvora que la primera. Será un incendio de Amor. ¿Me amas, querida?
Sí, Jesús mío, ¡yo te amo! Así, dímelo así, ¡sin miedo!, porque qué temer de un Amor Bueno y Maravilloso como es el Mío. Qué temer… Y dímelo a menudo, dímelo más a menudo, porque Yo quiero y me gusta oírlo. Jesús: te amo, te amo, te amo. Bien, es así. Es así, amada, como me gusta estar cuidado y enamorado por ti. Ah…, Jesús, ¡cómo es que me necesitas tanto! Sí, amada. Estoy Vivo y Soy real.
¡Dios mío!, ¡si pudiéramos ver tu Amor, moriríamos ahora mismo! Sí. (Del Sagrario salía Vida expansiva, Vida en expansión. Todo luminoso, con una Luz que no se ve con los sentidos externos. Y calor. Como un Horno Ardiente perennemente funcionando. Los rayos de su Amor se expandían, como lo están en el dibujo del Sagrario, pero no pintados, sino realmente).
Jesús mío: yo lo haré ya, sí. Lo haré. Te lo prometo. Y todo el Averno, no sólo el Demonio, sino todo el Averno, se confabula contra ti. Pero, y tú ¿y qué? ¿No vas conmigo? Has de ver que todo a tu alrededor se va a complicar muchísimo. Has de verlo. ¿Y qué? Tú, ¿y qué? Jesús, Tú eres Maravilloso. Eres de lo que no hay. Sí, lo Soy. Soy de lo que no hay. Lo Soy, lo Soy. (Miro el reloj) ¿Tienes que dejar ya la oración? Sí, Jesús mío.
(Le apena. Me da un abrazo. No sé si un beso, pero es como un fundirse de Amor conmigo. Voy a morirme. Dios mío, ¡esto no se puede resistir más de un segundo! ¡Qué necesidad de Amor la de Dios! ¡Cómo nos necesita!). Amada: quiero que vayas en medio de ellos y seas tú una Margarita transformada. Que allá donde haya odio, pongas tú Amor, de mi Amor. Te dejo, o pensarán que te mimo demasiado. Adiós, hermana. Adiós, mi hermosa, mi hermosa flor. Amén. ¿Me bendices? Con el sacerdote, al final. (De la Misa que teníamos a continuación) ¡Gracias! A ti.
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