20-02-09
Jesús: ¡Margarita…! ¡Margarita…! Quisiera que dejaras a un lado tus cosas y te dieras cuenta de que la Redención del hombre está por hacer50. Tus cosas aún pueden ir peor, esto no ha hecho más que empezar y a ti te seguiré pidiendo la misma entrega y llamando para la misma misión. En esta prueba te ha puesto Dios, permitiéndola para tu bien. Estate atenta para poder estar a la altura de tus circunstancias. Y fiel en donde se te requiere. Bien, ahora escúchame: Se os vienen tiempos sobre la Nación española, tiempos negros en los que permanecer fiel y firme se os hará cada vez más difícil. Sí, España se consagrará,51 pero, ¿de qué me sirve esa Consagración si vuestro corazón está lejos de Mí?52 ¡Oh, Jesús! ¡Pero si por lo menos la hace el Cardenal de Madrid y los Obispos …! si vienen los distintos Movimientos … No. Estáis lejos de Mí. ¿De qué me sirve que me entreguéis vuestros corazones en público, si en privado me odiáis, odiando a los míos y a todos los que son más parecidos a Mí? Si en público me rendís culto y en privado os arrodilláis ante otros dioses. Si cuando cierras la puerta de tu cuarto te postras y rindes adoración al dinero, al prestigio social o a la fama.
¿De qué me sirve? Dime, ¿de qué me sirve? ¿Vale esta Consagración para proteger España del mal? ¡No! El mal os acecha y el mal vendrá, cayendo sobre vosotros con contundencia. ¡Oh…! ¡Estáis equivocados! Creéis que por el hecho de ir a Misa Yo os voy a librar de todas las desgracias, y no, no es así. ¡No es esa Salvación la que predico! No es la salvación terrena, sino la futura. La futura inmortalidad la que os predico. Sí… estáis equivocados. ¡Cuantos, por miedo, consagrarán sus hogares y su persona, pero sin entregarme su alma! ¡Oh, os digo: Consagración baldía, entrega no-hecha! (Veo cómo Jesús se siente impotente. Es tanto el maremagno de pecado que nos invade a la Nación española, que Él se siente impotente a nuestra negación abierta a Dios)
Hija: vuestra Nación española está al borde de perecer. Vuestras vivencias religiosas están cada vez más olvidadas. Los malos se hacen con el cetro y expulsarán a la Iglesia de todos los lugares públicos. Especial ataque a la Eucaristía, donde pocos me veneran ya, y los que lo hacen, su corazón está lejos de Mí. Mirad cómo equivocáis vuestros esfuerzos luchando allí donde no es. Y sin embargo, el campo vuestro, donde debéis estar, lo tenéis abandonado. No… no me agradan esas Horas Santas donde se va a derramar la “lagrimita” y donde encuentro corazones discordes con el hermano, látigos de hambre para el cautivo, donde por fuera me rendís culto, pero vuestro corazón está muy lejos de Mí. Dirás, hija, para cuando te toque hablar en esta Hora Santa, que quiero vuestro culto público y privado. Que no me sirve de nada que en público se me alabe si en privado se sirve a otros dioses. ¡Oh, la lucha la querría ahí! En el Sagrario. Que luego, vuestra vida fuera eminentemente eucarística. Que todo estuviera impregnado de Eucaristía en vuestra vida. Que luego, en el día, hubiera alguna visita al Sagrario, algún referente a Mí,
Comunión espiritual o traslación al Sagrario en espíritu, para hacerme compañía, comulgarme en mi Misa o adorarme en la Hora Santa. Alguna referencia eucarística en vuestro día. Si no: ¿para qué me adoras hoy? ¿Para que te vean otros? ¿Por cumplir? ¿Para darme mi ración de amor al mes y luego tenerme muerto de inanición el resto de días? Recapacita y dime por qué vienes a adorarme hoy. ¡Mira! que mi Corazón está harto de disfraces, de almas disfrazadas de bondad y amor hacia Mí. ¡Mira! que está harto de mentiras. De vidas aparentemente austeras y regaladas en el fondo. ¡Mira! que mi Corazón sabe lo que hay en tu interior, y en tu interior sólo hay odio y rencor. ¿Así cómo voy a reinar Yo? ¿Cómo queréis que Cristo reine entre vosotros? ¿Cómo lo decís? Al conjuro de vuestras palabras, Yo no vendré a vuestras vidas a sanar lo que estaba perdido, porque no lo quisisteis sanar. Yo desmorono todo lo no-autentico, lo mentiroso. “¡No quedará piedra sobre piedra!”53 ¡Ah… lo no-auténtico! Ah…donde debería haber amor, hay odio. Donde reconciliación, rencor. ¡Oh, donde unidad, rencillas! Donde amor, discordia. ¡No! ¡No más falsedad y mentira en vuestra vida! Amor auténtico. Vidas auténticas. No hay tiempo, hija. Ya no espero más.
(De un manotazo derriba a gente. Pasan muy rápido ante mí varias cosas: como un periodo de oscuridad, en el que buscaremos consuelo y no lo hallaremos… y serán días oscuros, sin consuelo. Como si a alguna gente ya se le ha acabado el tiempo de convertirse y se fuera al infierno. Una especie de cataclismo general. El Demonio dominará a la gente).
Virgen: Nada temas. Que sepas que tú estarás protegida y cuando se cierna sobre ti la mano del Malo, Yo la detendré. Siempre y hasta el momento que vengas a Mí. Pero para eso aún tienes que hacerme muchas cosas. Primero: Esa sonrisa. Después: Ese trabajo ingente. Luego: Tu donación incondicional. Tu entrega de todo, hasta de tu fama. Así vas bien. Así irás bien.
49 Cfr. 2 Co 5,20.
50 Cfr. Col 1,24.
51 Se refiere a la Consagración que se realizó el 21 de junio de ese año en el Cerro de los Ángeles, en Madrid.
52 Cfr. Mt 15,8s; Mc 7,6s; Is 29,13.
53 Mc 13,2.
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