Fabian Henao Ocampo
Hace unos años, una señora llegó a tocar las puertas de la casa cural de una de las parroquias de Dosquebradas, eran las once de la noche y la señora pedía que le colocaran la santa ceniza. Insistió mucho pero nada podía hacerse, la ceniza se había acabado y el Padre ya estaba dormido.
Con el signo de la ceniza, la Iglesia Católica comienza la celebración del tiempo de la cuaresma, cuarenta días de preparación antes de celebrar la Semana Santa. Un tiempo muy especial en el que los cristianos nos dedicamos a la Oración, la penitencia y el ayuno. Cuarenta días de austeridad, de recogimiento y de piedad.
La ceniza utilizada el próximo miércoles, 9 de marzo, se elabora a partir de la quema de los ramos que los fieles guardaron del Domingo de Ramos del año pasado. Es decir que para obtener una libra de ceniza es necesario quemar 200 ramos.
La ceniza es un signo de arrepentimiento. La ceniza simboliza la penitencia y recuerda al hombre que del polvo nació y a él volverá, que somos débiles y frágiles ante la vida, que debemos mejorar cada día. Ceniza se echaron los habitantes de Ninive en sus cabezas ante la solicitud que Dios les hizo de arrepentirse de sus pecados, después de que Dios les trasmitió su mensaje a través del profeta Jonás.
Las palabras del miércoles de ceniza son: “conviértete y cree en el evangelio” palabras que nos llevan a reflexionar que el hombre puede si se esfuerza, subir mucho, mejorar; o por el contrario, bajar, corromperse, destruirse. El ser humano tiene la libertad para llegar a ser un ángel o convertirse en un demonio.
Recibir una cruz en la frente, es el símbolo de una condición muy especial en la vida de una persona que quiere ser distinta, una persona que por sus valores y por sus virtudes esta llamada a crear unidad en medio de un mundo que camina por los senderos de la indiferencia. Ya lo dijo Mahatma Gandhi: “Si quieres cambiar al mundo, cámbiate a ti mismo”.
En Pereira la tradición del Miércoles de Ceniza es una celebración muy arraigada. El miércoles veremos a muchos católicos, haciendo filas en las parroquias para recibir este acto sacramental.
Es el día en el que los cristianos salen por cantidades y los sacerdotes no dan abasto, es el día en el que empieza la reflexión y la actitud de cambio ante tantas situaciones que se dan en la vida y en las que los cristianos debemos parecernos a Jesucristo.
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